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Después de cuatro años, la Delegación diocesana de Juventud ha podido preparar la peregrinación a Javier, la tradicional Javierada, que comenzó el pasado 24 de febrero respaldada por casi 300 jóvenes.

Acompañados por sacerdotes y seminaristas partieron con el corazón lleno de esperanza y de curiosidad desde distintos municipios de la Diócesis hacia Pamplona, para comenzar la Javierada bajo el lema ‘Aquí estoy, Señor; envíame donde quieras’. 

Tras pasar la noche en el Seminario de Pamplona los jóvenes pusieron rumbo a la Foz de Lumbier para comenzar la marcha.

Jose Luis Martín, seminarista de la Diócesis, animó a los peregrinos a ver el camino “como el peregrinar de la vida”. Durante la jornada hubo tiempo para compartir, rezar y disfrutar, a pesar del frío. Antes de empezar el último tramo, los jóvenes pararon en Sangüesa, donde se incorporó el obispo diocesano D. Ginés, quien recordó a los peregrinos que Javier fue una de sus primeras actividades en la Diócesis.

A primera hora de la tarde, llegaron al castillo de Javier, y el prelado diocesano celebró la misa en la Basílica donde invitó a seguir los pasos de San Francisco Javier, “a dejar todo y seguir al Señor”. 

Tras el descanso de la tarde y una amena velada, los jóvenes celebraron una Hora Santa donde se meditó sobre el pasaje bíblico de “la pesca milagrosa” y se animó a los asistentes a “tirar las redes a pesar de haber pasado toda la noche bregando".

Antes de partir de Javier, los jóvenes visitaron el castillo donde vivió San Francisco Javier culminando la visita ante el ‘Cristo Sonriente’ al que profesan gran devoción. 

Aarón Bonilla, jefe de la Javierada, recordó cómo este “ fue uno de los momentos más especiales de este fin de semana” donde tuvieron la oportunidad de poner a los pies del Cristo todas las intenciones y personas que llevaban en el corazón. 

De camino a casa, celebraron la misa en el Burgo de Osma presidida por el obispo de Osma-Soria, D. Abilio Martínez, quien insistió a los jóvenes en que la Cuaresma “es tiempo de misericordia”.

“Después de casi 4 años, los jóvenes de la Diócesis han vuelto a rezar ante el Cristo de Javier. Una Javierada de la que el Señor está sacando muchos frutos y que ha servido a los jóvenes para ir preparándose para la JMJ de este verano en Lisboa y el encuentro diocesano que tendrán en Tuy” subraya Bonilla.