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El buen tiempo animó el pasado lunes de Pascua, 10 de abril, la celebración del Día de la Caridad en Villa del Prado que en esta ocasión estuvo presidida por el obispo auxiliar de la Diócesis de Getafe, D. José María Avendaño, en la Ermita de Nuestra Señora de la Poveda.

El auxiliar estuvo acompañado por el párroco de Villa del Prado, Rafael del Rosal, el de Méntrida, Juan Carlos López, y centenares de pradeños y de fieles diocesanos que se trasladaron hasta esta localidad para celebrar este día tan señalado.

D. José María en su homilía destacó el inmenso amor que todos los pradeños profesan a la patrona de este municipio, la Virgen de la Poveda, que fue coronada hace 25 años y en cuya celebración están inmersos este año.

En relación a las lecturas del día, el auxiliar explicó cómo Cristo después de resucitar se aparece a las mujeres y con su testimonio de vida “nos invita a creer en la Resurrección y a vivir nuestra fe con la alegría de sabernos salvados por Él”.

“Con su resurrección Cristo viene a invitarnos a vivir nuestra fe sin miedo” continuó, añadiendo “además, nos deja un mandato ‘id y anunciad a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán’, que es una verdadera llamada a la evangelización”.

“Estamos llamados a contar lo que hemos visto, estamos llamados a la misión, a la evangelización” insistió Avendaño.

En el Día de la Caridad, el auxiliar quiso subrayar la importancia de llevar el mensaje del amor que brota del corazón misericordioso de Cristo y, haciendo referencia a la Encíclica ‘Deus caritas est’ del papa Benedicto XVI, subrayó que el cristiano tiene que tener “este corazón que ve donde se necesita el amor y actúa en consecuencia" e invitó a todos a “ser misericordiosos con nuestro prójimo”.

Mons. Avendaño concluyó encomendando a todos al cuidado de la Virgen de la Poveda  “en el 25 aniversario de su coronación”. 

Al término de la misa se repartieron miles de panecillos, las llamadas ‘caridades’, entre todos los fieles que asistieron al evento.

También es tradición en este día que los pradeños, sobre todo los más jóvenes, construyan castillos humanos en honor de la Virgen, mostrando de esta manera tan peculiar su devoción.

Además, desde el año 2015, un grupo de mujeres pradeñas realizan también un castillo en honor a la Virgen.

El castillo se forma dentro de la ermita al pie de la Virgen, camina para salir por la puerta norte, avanza por el exterior y entra de nuevo en la ermita por la puerta este, hasta llegar al lugar del comienzo. Durante todo el recorrido se entonan canciones a la Virgen y la formación tiene que mantenerse entera todo el recorrido.

“Sin duda un día festivo lleno de emoción y de amor a la Virgen” señaló el párroco, Rafael del Rosal.