El próximo sábado día 10 de mayo, con ocasión de la fiesta de San Juan de Ávila, patrono del clero español, en la celebración presidida por D. Joaquín que comenzará a las 18:30h en la basílica del santuario del Cerro de los Ángeles, serán instituidos en los ministerios de acólito y lector los seminaristas de Getafe: Álvaro Ortega Alonso, Carlos del Cuvillo Mezquita, Eliert Jerez Díaz-Flores, Juan Carlos Pérez Ruiz y Ángel Tomás Linares Jiménez, además del Hijo del Amor Misericordioso Miroslaw Tomasz Gliwa.
 
Las funciones del lector son: proclamar las lecturas de la Sagrada Escritura, pero no el Evangelio, en la Misa y en las demás celebraciones sagradas; faltando el salmista, recitar el Salmo interleccional; proclamar las intenciones de la Oración Universal de los fieles, cuando no haya a disposición diácono o cantor; dirigir el canto y la participación del pueblo fiel; instruir a los fieles para recibir dignamente los Sacramentos y encargarse de la preparación de otros fieles a quienes se encomiende temporalmente la lectura de la Sagrada Escritura en los actos litúrgicos.

Las funciones del acólito son: ayudar al diácono y prestar su servicio al sacerdote en las funciones litúrgicas, principalmente en la celebración de la Misa; distribuir, como ministro extraordinario, la Sagrada Comunión cuando sea necesario; exponer a la adoración de los fieles el Sacramento de la Sagrada Eucaristía y hacer después la reserva; cuidar de la instrucción de los demás fieles, que por encargo temporal ayudan al sacerdote o al diácono en los actos litúrgicos llevando el misal, la cruz, las velas, etc., o realizando otras funciones semejantes.

El Derecho de la Iglesia pide que, antes de ser ordenados diáconos, los seminaristas sean instituidos en estos ministerios y los ejerzan durante un tiempo. En el Seminario de nuestra diócesis, la institución en estos ministerios tiene además un especial significado de culminación de la primera etapa de la formación sacerdotal (etapa filosófica) y de ingreso en la segunda etapa (la teológica) que, una vez concluida, da paso a la tercera y última etapa (la etapa pastoral).