centenariojosefawebEl obispo auxiliar, D. José Rico Pavés, presidirá una Eucaristía en conmemoración del primer centenario del nacimiento de la sierva de Dios madre María Josefa del Corazón de Jesús, el próximo sábado 21 de noviembre, a las 17.00 horas en la Iglesia de las Madres Carmelitas Descalzas del Cerro de los Ángeles. Ha transcurrido apenas un año desde que se clausurara, en el Convento carmelitano del Cerro de los Ángeles, la fase diocesana del proceso de beatificación de la madre María Josefa del Corazón de Jesús, que fue desde 1958 y hasta su muerte, en 2004, priora de esa comunidad.
Más información: http://www.madremariajosefa.es/

 


Biografía


La madre María Josefa del Corazón de Jesús, carmelita descalza, nació en Pamplona (Navarra) en 1915, en un hogar profundamente cristiano.
Al día siguiente de su nacimiento se le administró el santo baustismo en la Parroquia San Agustín, recibiendo los nombres de María Isabel Trinidad, aunque familiarmente era conocida como Maribel.
Hizo la primera confesión y la comunión a los ocho años en Jaca, donde su padre ocupaba el puesto de registrador de la propiedad. Pasaba los inviernos en Pamplona y los veranos en Ochagavia, pintoresco pueblecito navarro, donde se alzaba la ermita de la Virgen de Musquilda, reina y señora del Valle del Salazar.
El 18 de noviembre de 1938 ingresó en la comunidad de carmelitas descalzas del Cerro de los Ángeles (instalada en el lugar de Las Batuecas), de la que era priora y maestra de novicias santa Maravillas de Jesús.
Sus padres no se opusieron ni por un instante a la decisión de su hija y la acompañaron con el corazón destrozado a la casa de Dios.
Durante toda su vida practicó en sumo grado las virtudes de la humildad, la sencillez, el olvido propio y una caridad que se extendía a todos, especialmente a los más necesitados.
Fue una de las hijas predilectas de la madre Maravillas, supo mantener y conservar su espíritu y colaboró con ella en todas sus fundaciones, sacrificándose sin calcular ni medir el amor a la pobreza que le acompaño toda su vida y creció con ella.
Hija fiel de la Iglesia de santa Teresa de Jesús, trabajó cuanto pudo por conservar en toda su pureza la herencia que ella dejó a sus hijas, siguiendo las normas del Concilio Vaticano II, que manda volver a las fuentes y al espíritu de los fundadores.
Viajó hasta Roma para defender ante el santo Padre el ‘Tesoro de las constituciones’, que aprobó un año más tarde, llenándola de emoción y de alegrías.
Siendo priora del Cerro de los Ángeles desde agosto de 1958, procuró con toda su alma que este lugar santo fuera un centro de espiritualidad que trajera muchas almas al Corazón de Jesús, empleando para ello todos los medios a su alcance.
El Señor le concedió una inteligencia poco corriente. Sabía salir de las dificultades con un ingenio que dejaba asombrados a quienes la veían actuar. Todo el que la trataba salía de su presencia confortado, animado y, muchas veces, con el problema solucionado.
Aprovechaba todos los ratos posibles para estar con el Señor y acompañarle en el Sagrario. Cuando su salud se lo permitía, era la primera en levantarse y la última en acostarse, y gozaba estando con la comunidad.
El 2 de octubre de 2004, primer sábado del mes del Rosario, nuestra Madre santísima, a la que había amado toda su vida, vino a buscarla a su pobre celda de este Carmelo en el que había vivido 64 años, inmolándose con el reinado del Corazón de Jesús en el mundo entero y especialmente en España.
Murió rodeada del amor y la veneración de todas sus hijas, dejando un recuerdo lleno de dulzura y de paz que la caracterizaron durante toda su vida, y más durante su última enfermedad mientras rezaba.