Hola amigos: es tiempo de misericordia, y a lo largo de este ciclo de reflexiones radiofónicas hemos visto que la misericordia es un tema muy sentido por el Papa Francisco, cuyo lema episcopal es «miserando atque eligendo», cita tomada de las homilías de san Beda el Venerable comentando la vocación de San Mateo: «Vio Jesús a un publicano, y como le miró con sentimiento de amor y le eligió, le dijo: Sígueme». Es un homenaje a la misericordia divina.

En su primer Ángelus decía: «Al escuchar ‘misericordia’, esta palabra cambia todo. Es lo mejor que podemos escuchar: cambia el mundo. Un poco de misericordia hace al mundo menos frío y más justo. Necesitamos comprender bien esta misericordia de Dios, este Padre misericordioso que tiene tanta paciencia» (17 marzo 2013).

En la exhortación apostólica Evangelii Gaudium el término “misericordia” aparece 29 veces. En el Ángelus del 11 enero 2014 manifestó: «Estamos viviendo el tiempo de la misericordia. Éste es el tiempo de la misericordia. Hay tanta necesidad hoy de misericordia, y es importante que los fieles laicos la vivan y la lleven a los diversos ambientes sociales. ¡Adelante!».

Escribió en el mensaje para la Cuaresma de 2015: «Cuánto deseo que los lugares en los que se manifiesta la Iglesia, en particular nuestras parroquias y nuestras comunidades, lleguen a ser islas de misericordia en medio del mar de la indiferencia».

Con el Jubileo de la Misericordia, está poniendo al centro de la atención el Dios misericordioso que invita a todos a volver hacia Él. El encuentro con Él inspira la virtud de la misericordia.

El Año Santo es un acontecimiento espiritual que acerca a Jesús. El Papa lo enmarcó en cuatro parábolas evangélicas: las de la oveja perdida, la moneda extraviada y el padre de los dos hijos. La cuarta, como contra ejemplo, es la del siervo despiadado.

La bula de convocatoria incluyó un punto de examen: «Jesús afirma que la misericordia no es sólo el obrar del Padre, sino también el criterio para saber quiénes son realmente sus hijos».

El Papa Francisco advierte que «dejar caer el rencor, la rabia, la violencia y la venganza son condiciones necesarias para ser felices». La misericordia es «la viga maestra que sostiene la Iglesia. Su credibilidad pasa a través del amor misericordioso y compasivo».

Es tiempo de misericordia, ¿te atreves a recibirla y a ofrecerla? ¡Jesús Misericordioso te bendiga y la Virgen Santa te cuide! Amén.