presentacionlibroprodigiodentroLa historia del prodigio eucarístico de Moraleja de Enmedio, por el que 16 formas consagradas en 1936 permanecen incorruptas ha sido recogida en un libro escrito por Juan Antonio Narváez bajo el título ‘Sagradas Formas de Moraleja de Enmedio. Historia y novena’.

La Parroquia San Millán, de la localidad moralejeña, ha organizado un acto de presentación que tendrá lugar el próximo 24 de septiembre, a las 20.30 horas, en el Auditorio del Teatro Municipal (c/ Mirasierra 1).

En la presentación, además de D Ginés García Beltrán, intervendrán el autor del libro, Juan Antonio Narváez, el editor del mismo, Carlos García Costoya, y el párroco de la localidad y uno de los impulsores del proyecto, Rafael de Tomás.

El libro está prologado por el obispo de Asidonia-Jerez, D. José Rico, y ha sido ilustrado por el rector del Seminario Mayor de Getafe, Jesús Parra, que fue también párroco en Moraleja de Enmedio.

Plagado de fotografías que repasan los principales hechos históricos del prodigio, el libro se completa con una novena que tiene como objetivo mantener viva la fe y la devoción a la Sagrada Eucaristía.

 

Historia del prodigio 

 El 16 de julio de 1936, Clemente Díaz Arévalo, párroco de Moraleja de Enmedio, consagró varias formas para dar de comulgar al pueblo en la fiesta del Carmen. Con las que sobraron dio la comunión los días 17 y 18, cuando le obligaron a cerrar el templo. 

El 21 de julio, permitiéndole que celebrara un funeral, aprovechó para sacar a escondidas las formas sobrantes. Guardó en un pequeño copón 24 formas por si tenía que dar la comunión a algún enfermo, pero, por los acontecimientos difíciles del comienzo de la Guerra Civil, tuvo que huir del pueblo y dejó encargadas a las ‘Marías de los Sagrarios’ la custodia de las Sagradas Formas. 

El pueblo se decidió a custodiarlas, adorarlas y defenderlas de cualquier sacrilegio y profanación. Desde entonces, permanecen incorruptas hasta hoy. Todo un regalo que el Señor ha hecho al pueblo de Moraleja.

Las hostias, 24 en un principio, fueron escondidas en un copón primero en casa de Hilaria Sánchez, esposa del secretario municipal, pensando que allí se encontrarían a salvo. Como no era infundado el temor a un registro, días después trasladaron el coponcito a casa de Felipa Rodríguez, que lo escondió en una cueva subterránea de la casa. 

Unas dos semanas después se llevaron a la bodega de Isabel Zazo, una feligresa perteneciente a las ‘Marías de los Sagrarios’, donde el copón permaneció más de 70 días enterrado a 30 centímetros de profundidad.

A finales de octubre de 1936, las fuerzas republicanas ordenaron evacuar Moraleja de Enmedio y los vecinos obedecieron, no sin antes desenterrar el pequeño copón. 

Vieron cómo su estado se iba deteriorando debido a la humedad, y como había que evacuar el pueblo, buscaron otro lugar donde esconderlo. En lo alto de una viga, dentro de un roto que la propia viga tenía, en la bodega de la superficie. Cuando pudieron regresar a sus hogares, el coponcito continuaba donde lo habían escondido, aunque lo encontraron completamente oxidado y ante el temor de que las sagradas formas hubieran sufrido algún daño lo abrieron y vieron cómo las 24 formas originales estaban en perfecto estado de conservación.

Las formas fueron trasladadas a otro lugar de la casa y quedaron vigiladas por las mujeres del pueblo.

Quince días más tarde llegaron a Moraleja dos sacerdotes, capellanes castrenses de un tercio de requetés, quienes, informados de la existencia de este prodigio, llevaron las formas en procesión desde la casa hasta la escuela. Celebraron la Eucaristía y comulgaron con dos de ellas comprobando que su sabor seguía siendo bueno cuatro meses después de su consagración. 

Cuando se restauró la Iglesia y habiendo regresado el párroco trasladaron el pequeño copón al Sagrario de la Parroquia. Antes se administró la comunión con una de estas formas a un enfermo. 

El 13 de noviembre de 2013 se cambiaron a un copón de cristal que permite la visualización y adoración de las Sagradas Formas, situado en un expositor encima del Sagrario de la Parroquia. Por las visitas episcopales que tenían que verificar el estado de la Sagradas Formas, se han consumido otras cinco hostias, quedando actualmente 16 de ellas y algún fragmento.