Avendañoen13tvdentroEl vicario general de la Diócesis de Getafe, José María Avendaño, compartirá su experiencia de vida junto a su madre, Jorja Perea, el viernes 22 de julio, a las 12.00 horas, en el programa ‘Iglesia al Día’, presentado por el joven periodista fuenlabreño Álvaro Gómez en Trece Televisión.

El testimonio se ofrecerá un día después de la apertura de la fase diocesana de la Causa de Beatificación y Canonización de Jorja Perea García, que tendrá lugar en la Sala de los Concilios en Toledo y a la que asistirá también el obispo de Getafe, D. Ginés García Beltrán.

Jorja Perea García nació en 1928 en Villanueva de Alcardete (Toledo). Se quedó huérfana de padre y madre cuando era niña. La acogió la familia y al poco de comenzar el colegio estalló la Guerra Civil Española.

La futura beata dedicó toda su vida a trabajar en el campo y estar en el pueblo. Se casó a los 25 años con Cándido, el padre de José María, y de ese matrimonio nacieron cinco hijos, dos de ellos murieron jóvenes: uno con dos días y otro con 17 años.

Avendaño hablará en televisión de la vida sencilla de su madre “una vida de entrega a Dios, a la Iglesia y a los demás, sobre todo a los enfermos y a los necesitados con quienes compartía todo lo que tenía”.

Recuerda el vicario general que Jorja “empezaba el día invocando al Espíritu Santo, acogiendo a la Virgen María y haciendo la señal de la cruz a todos sus hijos. Siempre tenía los Evangelios en la mano y en su boca".

José María ha definido a su madre como "una madre, una esposa, una buena cristiana, una mujer llena de Dios, un amor a la iglesia y una mujer con una caridad inmensa".

Ella solía decir “somos suyos, somos de Dios. Habla bien de Dios y haz todo el bien que puedas”. Esa frase se convirtió en una constante en su vida, incluso ante la muerte de dos de sus hijos, uno recién nacido, Andrés, y otro de 17 años, Jesús. Jorja nunca se quejó ni culpó a Dios. “¿Por qué, Señor? No lo entiendo. Duele tanto que un hijo muera, pero Tú lo sabes todo”, decía. 

Echando la vista atrás a los años vividos en Villanueva de Alcardete junto a su madre, José María Avendaño rememora muchas de las cualidades de su progenitora: su profunda fe, su humildad, el espíritu de acogida, la alegría de la escucha, el perdón, el  trabajo duro en el campo, la vocación de servicio a los demás, en los que siempre veía a Cristo.

Esas cualidades se han difundido entre cientos de personas repartidas por el mundo entero. Son muchos los que se han encomendado a su intercesión, recibiendo el favor pedido: curación de enfermedades, resolución de problemas familiares, laborales o morales... “Ahora, un tribunal investigará los casos y la veracidad de estos favores, pero, con independencia de que llegue a ser santa o no, la vida de mi madre es un ejemplo de que no hay que estudiar mucho para amar de forma excelente a Dios y a todos los que nos rodean”, explica el vicario general.