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 MISA EN HONOR DEL BEATO JOSEMARÍA ESCRIVÁ DE BALAGUER

El testimonio de los santos.-

"Al comienzo del nuevo milenio - nos decía Juan Pablo II en su carta apostólica "Novo millenio ineunte"  resuenan en nuestro corazón las palabras con las que un día Jesús, después de haber hablado a la muchedumbre desde la barca de Simón, invitó al apóstol a remar mar adentro  para pescar. Pedro y los primeros compañeros confiaron en la palabra de Cristo y echaron las redes y, habiéndolo hecho recogieron una cantidad inmensa de peces" (Lc. 5,6)"

Pedro y los apóstoles se fiaron del Señor. Y, después de los apóstoles, a lo largo de la historia de la Iglesia, una gran multitud de hombres y mujeres, una multitud de santos, se  han seguido fiando de Jesús y han confiado en su palabra. "Te damos gracias, Señor, por que mediante el testimonio admirable de  los  santos  fecundas  sin cesar  a tu Iglesia  con  vitalidad  siempre  nueva, dándonos así pruebas eminentes de tu amor". La vida de los santos es la prueba del amor de Dios. Su fidelidad a la gracia se convierte en un don para la Iglesia.  Por eso hoy también  podemos  decir, teniendo ante nosotros el testimonio y la vida del Beato Josemaría: "Te damos gracias, Señor, porque nos  concedes  la  alegría  de  celebrar  hoy  la  fiesta  del  Beato  Josemaría fortaleciendo a tu Iglesia con el ejemplo de su vida, instruyéndola  con su palabra y protegiéndola con su intercesión".

Sí. Estamos alegres y le damos gracias a Dios por todos los bienes que la Iglesia ha recibido a través de la vida ejemplar del Beato Josemaría.

Prioridades pastorales.- 

En el plan pastoral de la Conferencia episcopal para el próximo trienio, se señalan, inspirándose en la carta apostólica Novo millenio, tres prioridades o tres grandes líneas de trabajo pastoral, que expresan e identifican el ser y el quehacer, como misterio, como comunión y como misión. Estas tres grandes líneas son: 

- El encuentro con el Misterio de Cristo y la llamada a  la santidad.                                - La comunicación del evangelio de Cristo.                                                                   - La comunión en el amor de Cristo.

En  el  desarrollo  de  estas  grandes  líneas  de  acción  pastoral  la  vida  y  el magisterio del Padre Escrivá nos ofrece mucha luz.

1.- En primer lugar. "El encuentro con el Misterio de Cristo y la llamada a la santidad". 

La santidad ha de ser la perspectiva de nuestro camino pastoral y el fundamento de toda programación. Esta opción supone no contentarse con una vida mediocre, una moral de mínimos o una religiosidad superficial. Es entrar en  el  dinamismo  de   la  llamada  a  la  perfección  de  la  caridad  que  tiene múltiples caminos y múltiples formas de expresión. 

La llamada a la santidad, la vocación universal a la santidad, es, como sabemos,  una  invitación  constante  en  la  palabra  y  los  escritos  del  Beato Josemaría. Fue constante su deseo de enseñar a los cristianos corrientes el modo de encontrarse con Dios en su vida ordinaria y de mostrarles que la plenitud de la vida cristiana  se alcanza en las cosas ordinarias de la vida, en las obligaciones profesionales y familiares santamente vividas, dándose cuenta de que el trabajo puede ser un lugar de encuentro con Dios, cuando este trabajo  se  hace  entregándose  enteramente  a  Dios,  realizándolo  con responsabilidad,  convirtiendo  el  trabajo  en  oración,  santificándose  en  el trabajo,  santificando  el  propio  trabajo  y  santificando  con  el  trabajo  a  los demás.

2.- La segunda prioridad pastoral que señala la Conferencia episcopal es: La comunicación de evangelio de Cristo.  El tesoro escondido del Misterio Cristiano  que es Cristo mismo, una vez  que  se  ha  encontrado,  no  puede  ocultarse.  Se  siernte  la  urgencia  de comunicarlo. La evangelización constituye el ser, el gozo y el dinamismo de la Iglesia. 

Este  deseo  de  comunicar  a  los  otros  la  vida  de  Cristo,  este  ardor apòstólico, llenó completamente la vida del Beato. "El apostolado - decía él - es amor de Dios que se desborda dándose a los demás" "Cuando se paladea el amor de Dios se siente el peso de las almas". Vivimos momentos difíciles, en medio de una sociedad y una cultura , que pretende arrinconar a Dios. Una cultura que se aleja consciente y decididamente de la fe cristiana hacia un humanismo inmanentista. Una cultura que es causa permanente de dificultades para la vida y la misión de la Iglesia. Pero  en estas circunstancias, lejos de rebajar de forma acomodaticia y condescendiente la radicalidad del mensaje cristiano,  lo  que  hemos  de  hacer,  siguiendo  el  ejemplo  de  los  santos,  es ahondar y profundizar en nuestra experiencia de Dios, es vivir intensamente nuestro encuentro con Cristo, es, como dice el Beato Josemaría, paladear el amor de Dios. Ese amor de Dios que ha sido derramada en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado. Tenemos que "gustar y ver lo bueno que es el Señor". Y cuando el amor de Dios se paladea y se experimenta  en la oración , en la Palabra de Dios y en los sacramentos, especialmente y de una manera permanente  en la Eucaristía y en la Reconciliación, cuando uno se siente querido y amado por Dios, uno siente profundamente, como dice el Beato,  "el  peso  de  las  almas",  el  ansia  de  evangelizar,  el  deseo  de  que conozcan  todos  a  Cristo  y  le  amen  y  salgan  del  abismo  del  pecado  y reconozcan al Señor como camino, verdad y vida.

3.- La tercera línea pastoral es . "La comunión en el amor de Cristo": La comunión en el amor de Cristo es una comunión que va más allá de unos meros lazos de amistad o de buenas relaciones. Esta comunión echa sus raíces y se configura en la comunión trinitaria. "La comunión de los cristianos entre sí nace de la comunión con Cristo. Todos somos sarmientos de la única vid que es Cristo. El Señor Jesús nos indica que esta comunión fraterna es el reflejo maravilloso y la misteriosa participación en la vida íntima de amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. " (ChL. 18)

El  Beato  Josemaría  fue  un  hombre  de  Dios   y,  por  tanto,  con  un profundo sentido de la comunión eclesial , un hombre con un profundo amor a la Iglesia. Todos los días repetía y con él sus hijos la oración de Jesús: "que todos sean uno como Tu  Padre en Mi y Yo en Ti: que todos sean uno como nosotros somos uno". De él decía Mons. Josemaría García Lahiguera:   " Su amor a la Iglesia de Dios era tan grande que, de modo natural, estimulaba y amaba todas las instituciones surgidas para llevar más almas a Cristo; jamás fue lo que con palabras poco retóricas podríamos llamar exclusivista. Puedo testimoniar el aliento y colaboración que prestó a los que como yo, promovían alguna obra para gloria de Dios" 

Concluyendo: diremos que el encuentro con el misterio de Cristo y la llamada a la santidad, la comunicación del evangelio de Cristo y la comunión en  el  amor  de Cristo,  que  son  las  grandes  propuestas  pastorales  que nos propone  en  estos  momentos  la  Iglesia  como   tareas  a  realizar  fueron intensamente vividas por el Beato Josemaría y por eso su vida su palabra y su obra tienen una gran actualidad y nos invitan a "remar mar adentro" con la certeza  de  que,  confiando  en  la  Palabra  del  Señor,  los  frutos  serán  muy abundantes.

Que  esta  Eucaristía  que  celebramos  en  honor  del  beato  Josemaría, acreciente nuestros deseos de santidad, fortalezca nuestra comunión y nos haga verdaderos apóstoles y testigos del amor misericordioso de Dios. 

Y, que la Virgen María, Reina de los Angeles, patrona de esta Diócesis, interceda por nosotros y nos lleve a Jesús para que seamos dóciles al Espíritu y proclamemos las maravillas de Dios.