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CRISTO DEL HUMILLADERO
Colmenar de Oreja 20005

Significado de la fiesta. La fiesta en sí misma tiene una gran valor que hemos de saber aprovechar y compartir con todos los que viven el pueblo y los que acuden a participar en ella. La fiesta ayuda a fomentar la convivencia, a salir de la rutina, vivir la alegría de una manera sencilla y sana, aprender a respetarnos, saber colaborar en la organización de los actos... Tiene que ayudarnos a fortalecer los lazos de unión y a tener más sentido de pueblo con una historia, una tradición y unas costumbres propias.

No podemos olvidar que esta fiesta tiene unas hondas raíces cristianas. Giran en torno a una fiesta religiosa. Es la fiesta del Cristo del Humilladero, querido y venerado por todos y profundamente unido a la historia y a la cultera de este pueblo. A Él tenemos que volver hoy nuestra mirada y dejar que nuestra vida se llene de Cristo y llenándose de Cristo se llene de amor. Jesucristo es la manifestación viva del amor misericordioso de Dios. Podemos repetir las palabras de Zacarías: “Por la entrañable misericordia de nuestro Dios nos visitará el sol que nace de lo alto para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombras de muerte y para guiar nuestros pasos por el camino de la paz”

Hoy tenemos que poner nuestros ojos en Cristo, Él es la luz del mundo, y pedirle que derrame esa luz sobre nosotros, sobre nuestro pueblo y sobre nuestros seres más queridos.

El hombre no puede vivir sin amor. “La vida del hombre no tienen sentido si no se le revela el amor, si no se encuentra con el amor, si no lo experimenta y lo hace suyo, si no participa en el amor vivamente” Juan Pablo II. R.H.) Todo hombre necesita el amor para reconocer la dignidad propia y la de los otros y para encontrar un sentido valioso a su vida. El amor debe impregnar toda la vida social.

Pero hay una forma de amor que aparece especialmente ligada a la realización de la persona. Es una forma de amor que expresa unas relaciones que son definitivas para la plena felicidad de la persona. Es el amor que tiene su fuente en el matrimonio y en la familia. El amor de los padres (padre y madre) a los hijos: un amor que está en el origen de cada persona que viene a la existencia como hijo; y el amor permanente, indisoluble y abierto a la vida entre un hombre y una mujer. Tenemos que pedir al Santo Cristo del Humilladero que derrame su amor y misericordia sobre las familias, sobre los matrimonios y sobre los hijos y ilumine las mentes de todos los que tienen responsabilidades públicas y de los gobernantes para protejan y defienda la institución familia, por que de la estabilidad de las familias depende la estabilidad de la sociedad y depende, en definitivas, la felicidad de todo ser humano.

En nuestro País está a punto de perpetrarse un gravísimo atentado contra la familia al pretender, en una Ley claramente contraria a la Ley Natural y al plan de Dios, considerar matrimonio a la unión entre personas del mismo sexo. El asunto es de extrema gravedad y por ello para precisar con exactitud y claridad el sentir de la Iglesia voy a dar lectura a la nota publicada ayer por el Comité ejecutivo de la Conferencia episcopal, con el que me siento plenamente identificado.

(Lectura de la NOTA de 5 de Mayo de 2005)