tortoesta15webMás de un centenar de familias de la Diócesis de Getafe se desplazaron del 23 al 29 de agosto hasta Tortosa para pasar unas vacaciones de verano especiales, unidas en oración y en torno a Cristo. Los Díaz de Liaño Guijarro, una de las familias  participantes en este encuentro, nos cuentan su experiencia:

“Buscando el encuentro con el Señor, nos dimos de bruces con Él a través de la familia”
 
Como la gran familia que somos, mejor dicho, como ‘El Familión’ de Tortosa, queremos empezar nuestro testimonio con las tres palabras que, tal y como nos recuerda el Papa Francisco, no deben faltar nunca en la familia: perdón (por nuestras faltas), por favor (seguid diciendo todos “sí” al Señor) y gracias. Sobre todo, gracias. En primer lugar, a Dios, y después, a todos y cada uno de los que habéis participado de esta semana inolvidable.
El domingo 23 de agosto, esta familia puso rumbo a Tortosa, para una convivencia con otras familias de la Diócesis y que, además, este año organizaban nuestros queridos amigos  Merche y Óscar. Alrededor de ciento y pico familias, que sumábamos algo más de 300 personas… Una pasada, entre padres, madres, niños, sacerdotes y nuestro querido Obispo D. Joaquín.
La organización, ¡un diez! Nada más llegar, nos indicaron la habitación, y durante toda la semana estuvieron dispuestos y atentos a atender nuestras necesidades. ¡Comienza Tortosa 2015!
Algo que empieza con la celebración de la Eucaristía está llamado a ser algo distinto, algo de Dios. Y eso se nota.
Tortosa son vacaciones de verdad y en la Verdad, y esto es algo inigualable. Es descubrir a ese Dios que te mira, que te llama por tu nombre, que está pendiente de ti… Es encontrarte con Él a través de otras familias, es convivir en fraternidad y hermandad, reconociéndonos hijos de un mismo Padre. Es el lugar en el que cada minuto descubres el amor desinteresado del hermano, que da sin esperar recibir.
Gracias a todos los servidores, que han estado pendientes y han hecho posibles los tentempiés, los ventiladores, las pelis, el coro, la velada, el guateque, las excursiones, la librería…. Gracias a Merche y Óscar, por su desgaste… que, sólo contando los avisos diarios, ya tenían bastante, pero que, además, abarcaron muchísimo más. Gracias a las familias que dirigieron el rezo diario del Santo Rosario.
Fue un auténtico privilegio contar con la formación del nivel que hemos tenido, unos ponentes y unas conferencias alucinantes, con temas superinteresantes y muchos contenidos sobre los que crecer y meditar.
Fue impresionante el cariño de los jóvenes monitores hacia nuestros hijos; el nuestro, de hecho, ya piensa en volver el año que viene. Han hecho juegos, gimkanas, salidas (los más mayores) y han preparado hasta una actuación para nosotros. Y todo esto unido a ratos de oración, catequesis y la compañía de Jesús y la Santísima Virgen.
Un gran abrazo para todos. Seguimos unidos en Cristo y en la oración.
Con el deseo de volver el año que viene, pero sabiendo que estamos en las manos de Dios.