Con mucho ánimo y buena disposición –surgida de la fe compartida- , 56 familias de la Diócesis de Getafe han cumplido la V Etapa del Camino de Santiago durante el fin de semana del viernes 28 al domingo 30 de octubre.
Esta iniciativa empezó en el año 2014 desde  Roncesvalles y se retoma durante dos fines de semana al año.

El Albergue de la Cofradía del Santo, en Santo Domingo de la Calzada, recibió a las familias en la tarde del viernes 28 de octubre. Allí, tras instalarse y acostar a los 138 niños, los adultos recibieron las primeras indicaciones de la marcha que emprenderían al día siguiente.

 El sábado comenzó con el toque de diana, a las 7.00 horas, y los preparativos de la marcha: los niños, las mochilas de ataque y el desayuno. Acto seguido hubo que comprar el pan y acudir a la eucaristía de las 8.30 horas para ofrecer el día al Señor en la Catedral de Santo Domingo. Allí,  los nuevos peregrinos, unos 70, recibieron la cruz y la bendición del peregrino, y todos juntos comenzaron la peregrinación hacia Belorado.

Pasaron por Grañón, último pueblo de La Rioja que dá paso a Redecilla del Camino y Castildelgado, provincia de Burgos. Mientras algunos rezaban y cantaban otros tuvieron la oportunidad de confesarse con el obispo diocesano, D. Joaquín María López de Andújar –que cada año les acompaña en esta experiencia familiar- o con el sacerdote D. Rafael de Tomás.
Llegaron a Viloria de la Rioja, para comer y descansar. El alcalde les abrió las puertas de un espacio para poder acceder a los aseos y obtener algunas bebidas.

La marcha se reanudó pronto y tras kilómetros y kilómetros llegaron a Belorado, para descansar, ducharse y cenar. Después, la Hora Santa, el auténtico descanso físico y espiritual de las familias peregrinas.

Al día siguiente, una nueva etapa, que se inició a las 8.00 horas, con algo más de sol, gracias al cambio de hora. Después de dos horas de peregrinación pararon en Espinosa del Camino a celebrar la eucaristía y hubo un pequeño responso por los fallecidos de ese pueblo.
Allí se realizó la foto de familia -en este caso familión- y después continuaron hasta Villafranca Montes de Oca donde de nuevo la iglesia sirvió de sombra y de descanso para las familias peregrinas. Una pronunciada pendiente les llevó hasta un remanso de tranquilidad donde unos buenos samaritanos les refrescaron a base de frutas y té helado.

Ya comenzaba a anochecer cuando llegaron a la entrada de San Juan de Ortega el final de esta quinta etapa. Se volverán a reunir en abril de 2017, para una nueva aventura familiar.

Testimonio familia Romo Ruíz.

“Lo tuyo no es una familia, ¡es un familión! me decían esta mañana y yo, sonriendo y visualizando la cadena humana de más de 200 personas, he pensado para mis adentros: no lo sabes bien.
Y es que ir casi todo el rato a la cola es lo que tiene: te permite ver la grandeza del camino y de esta gran familia que supera los límites de la mía.
Que cierta es la frase del profeta Oseas “Yo los atraía con lazos humanos, con ataduras de amor”; esto es lo que el Señor hace con cada uno de nosotros: nos va acercando a Él poniendo personas en nuestro camino que nos enseñan a andar, nos muestran la belleza del horizonte yendo por delante y enarbolando el estandarte, se ponen a nuestro lado y nos ayudan a avanzar cuando llegan las dificultades, o las cuestas se hacen más pronunciadas… o al menos eso nos parece, o cuando las piedras del camino nos hacen tropezar o un calcetín mal colocado hace que nos salga alguna que otra rozadura…
¡Qué difícil sería caminar solos!… y cuánto se agradece la presencia del Amigo que acompasa su paso al tuyo para no dejarte solo…
Y es que en el camino no hay teatro. Y así ha sido en esta etapa, como la vida misma, un regalo enorme, en el que hemos podido andar todos otra vez, con carrito incluido, y con unas mochilas que a veces pesan demasiado en los hombros…
Y lo pienso y me emociono… Ya no tenemos 20 años, pero poder andar con nuestros hijos, desde adolescentes hasta bebés, viendo cómo se forjan amistades en el Señor, como se ayudan a caminar, a no abandonar a pesar del cansancio y las dificultades, donde reina la alegría…
Bendecidos desde Santo Domingo de la Calzada con gallo incluido, y a donde llegamos con pereza, hasta San Juan de Ortega, conscientes y gozosos ante el milagro que supone cada nueva etapa solo nos queda decir: ¡a por la siguiente! Gloria a Dios".