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El obispo de Getafe, D. Ginés García Beltrán, bautizó el pasado 23 de junio en la Parroquia La Inmaculada (Alcorcón) a 17 niños rescatados del aborto por la asociación Más Futuro y los Rescatadores Juan Pablo II.
“Vosotras les habéis dado la vida, hoy entran en la casa de Dios”. Con estas palabras, D. Ginés se dirigió a todos los asistentes a la emotiva ceremonia, a la que asistieron tanto las madres de las criaturas como familiares, amigos y voluntarios miembros de ambas asociaciones.
“Estad orgullosos no sólo de darles la vida, sino de ayudarles a vivir en Dios, comprometidos en educarles en la fe”, dijo D. Ginés después de la bendición.
Sus palabras causaron una profunda emoción en algunas madres y en varios voluntarios de Más Futuro.
Ésta ha sido la ocasión en la que se ha bautizado a más niños rescatados en los seis años que llevan de labor contra el aborto estas asociaciones.
En el corazón de los rescatadores y de los voluntarios está la historia de cada uno de  los niños salvados del aborto. Marta Velarde, presidenta de Más Futuro, nos cuenta algunas de ellas:

 

Belinda
Es de las madres más jóvenes. Sólo tenía 19 años cuando se encontró embarazada. Iba sola camino del abortorio. Dos rescatadores universitarios, Esther y José Antonio, estaban ese día haciendo rescates junto con otros. Belinda les miró y ellos se acercaron para hablar con ella. Al día siguiente, Marta Velarde, presidenta de Más Futuro, le llamó para invitarle a ir a la asociación. Ella pidió que le fuera a buscar a Aravaca y Marta estuvo una hora esperándola.
Al final, Belinda apareció. Su madre la presionaba para que abortara. A las pocas semanas buscaron un sitio para que se fuera a vivir. En ese momento, su progenitora cambió de opinión.
Belinda estaba estudiando una carrera prometedora. Cuando estaba de 24 semanas de embarazo, dejó de ir a la asociación porque tenía riesgo de parto prematuro.
Su niña nació con 25 semanas y estuvo varios meses en la incubadora mientras Belinda permanecía junto a ella todo el día en el hospital. Los médicos se mostraron muy contentos con la evolución del bebé.
Los voluntarios hicieron turnos para acompañar a Belinda y al niño.
El próximo mes de septiembre, Belinda retomará sus estudios. Ella sabe que ha tomado la mejor decisión de su vida. No dejó de sonreír durante todo el bautizo.

Mary
Cuando conocieron a Mary, los voluntarios de Más Futuro no sabían si seguiría adelante con su embarazo. Seria, callada, iba sola a recoger información al abortorio. Vivía cerca y veía cómo mujeres entraban y salían de ahí. “Parece fácil”, se dijo.
Cuando llegó por primera vez a la asociación Más Futuro, se quedó callada, sin hablar, y no quería volver. Un día le propusieron un plan, y llegó acompañada de su hijo de nueve años.
Desde entonces, cualquier excusa era buena para presentarse cada día en la asociación.
Es una madre buena, exigente y ha salvado su matrimonio. Como ella reconoce, cada domingo le da gracias a Dios cuando comulga.

Yola
Tenía un segundo hijo de tres años con problemas de habla. Cuando se quedó embarazada del tercero, el médico le diagnóstico al bebé síndrome de Down. Inmediatamente, el padre de sus hijos se fue.
Es una mujer acostumbrada a no tener nada. Todos le aconsejaban abortar.
Llegó a la asociación con una amiga suya que los Rescatadores Juan Pablo II conocieron cuando salía de abortar. Ese mismo día, se puso a llorar. Y nació su bebé Down.
Es tan preciosa que todos los voluntarios se han hecho una foto con ella. Ha venido con un pan debajo del brazo. Un trabajo bueno, una hija con unas notas excelentes y su segundo hijo, que empieza a hablar.

Dos de las madres no están bautizadas
Una de ellas viene de otra religión. En una de las catequesis en la asociación, se coló. Estaba callada. Se informó de cuándo iba a ser la siguiente sesión, y volvió. Ha asistido a todas desde entonces.
Ambas han escrito una carta al obispo. Quieren recibir el bautismo.

Ruth
Es madrileña de varias generaciones. Conoció al padre de sus tres hijos con apenas 17 años. Nunca la ha ayudado en nada. Cuando estaba embarazada de Clara, la tercera, su madre le aconsejó abortar.
El padre de sus hijos le dijo que hiciera  “lo que ella quisiera”. Iba por la acera del abortorio a finales de julio del año pasado con muchísimo calor. Como ella misma cuenta, “dos personas se cruzaron en el camino”.
“Vi cómo Marta y Guillermo me hablaron. Me pareció que alguien me tendía la mano”, cuenta. Pero, al volver a casa, se encontró otra vez con el mismo panorama, y con las dudas.
El día que llegó a la asociación, ya no volvió a planteárselo. Su hija Clara es pelirroja como ella. Es la alegría de la casa. Y ha encontrado la mano de Dios que sabe que no le va a abandonar nunca.