Getafe, 30 de septiembre de 2022
Fiesta de san Jerónimo


Queridos hermanos y hermanas de mi querida diócesis de Getafe.
     Querido don Ginés, hermano en el Episcopado, pastor de esta diócesis de Getafe que desde que llegó se fió de mí y me incorporó a su gobierno como Vicario General y Vicario para el Clero.
     Queridos hermanos y amigos sacerdotes, diáconos, religiosos, consagrados, laicos; querido Pueblo santo de Dios con el que camino día a día.
     En primer lugar, doy gracias a Dios que me ama con amor infinito y al Santo Padre, el Papa Francisco, por haber confiado en mi persona nombrándome Obispo Auxiliar de la diócesis de Getafe.
     Gracias emocionadas por su amor incondicional a mis padres Cándido y Jorja, a mis hermanos Andrés, Jorja, Jesús, Cándido, a mi familia, a mis amigos y a todas las personas que llevo en el corazón.
     Doy gracias con un recuerdo entrañable a nuestro primer Obispo don Francisco José Pérez y Fernández Golfín, a su sucesor don Joaquín María López de Andújar, y a mis predecesores como auxiliares en Getafe, don Rafael Zornoza y don José Rico.
     También mi agradecimiento a mis compañeros sacerdotes con los que trabajo diariamente anunciando el Reino de Dios.
    Soy consciente de que he aceptado esta tarea, con temor y temblor, contando siempre con la inigualable y necesaria ayuda de la gracia de Dios, la maternal intercesión de la Virgen María y de todos los Santos.
     Un servicio como sucesor de los Apóstoles para ayudar y ser “auxilio” de Don Ginés, nuestro Obispo diocesano en el pastoreo de esta Iglesia que camina en sinodalidad.
     Como sabemos, “Los Obispos puestos por el Espíritu Santo ocupan el lugar de los Apóstoles como pastores de las almas y juntamente con el Romano Pontífice y bajo su autoridad son enviados a actualizar perennemente la obra de Cristo, Pastor eterno. Ahora bien, Cristo dio a los Apóstoles y a sus sucesores el mandato y el poder de enseñar a todas las gentes y santificar a los hombres en la verdad y apacentar” (Ch D n1). El Obispo es miembro de la Iglesia que ha recibido la plenitud del sacerdocio ministerial por el sacramento del Orden, sucesor de los Apóstoles y pastor encargado del gobierno de una diócesis y el Obispo Auxiliar es el asignado a un Obispo ordinario para que le ayude en el gobierno de la diócesis. Es por ello que, humildemente y con fuerza, pido vuestra sincera oración a Dios.
    Pido al Señor que haga cada día de mí un Obispo, hombre de oración, que está llamado por Jesús para quedarme con Él, y por ello, “delante del sagrario aprenda a confiarme en el Señor”, porque es ahí donde encontraré mi fortaleza y mi confianza.
    Pido al Señor ser un hombre de anuncio, convocado a ir y anunciar el Evangelio, entre las calles de nuestra diócesis como Jesús, llevando su nombre donde no se le conoce, donde es desfigurado, cerca de los pobres y necesitados, lejos de la comodidad e instalación, lejos de las seguridades mundanas.
    Pido al Señor ser un hombre de comunión, llamado a cimentar y cuidar la fraternidad y la comunión con los fieles de esta diócesis de Getafe. Quiero vivir pobre en posesiones y rico en relaciones, afable, paciente, caritativo, misericordioso, humilde y abierto en este mundo que Dios ama tanto.
    Quiero ser y vivir como hijo de la Iglesia, poniéndome a su servicio consagrando a ella todas mis energías y mis desvelos.
     Como lema episcopal he escogido: “Caritas et humilitas”, (Caridad y humildad), pues así lo pongo en vuestro corazón y en el Corazón de Jesús. Que Dios me ayude y Nuestra Señora de los Ángeles me proteja bajo su amparo.
José María Avendaño Perea
+Obispo Auxiliar Electo de Getafe

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