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25/09/2023. El obispo auxiliar D. José María Avendaño se trasladó en la tarde del domingo 24 de septiembre hasta la Parroquia Santos Justo y Pastor (Parla) para presidir la celebración de la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado.

Estuvo acompañado, entre otros sacerdotes, por el delegado diocesano de Migraciones, Fernando Redondo, el arcipreste de Parla, Isaac Parra, y el capellán de la comunidad china, Francisco Chen, así como por religiosos y miembros del equipo de esta Delegación.

La celebración, de marcado carácter intercultural, comenzó con una monición ambiental del delegado de Migraciones, encargado de introducir el acto, de recordar el lema de la Jornada: 'Libres para elegir si migrar o quedarse', y explicar cómo, hoy en día, muchas personas huyen de sus hogares por causa de las guerras, para que no hagan daño a su familia, o porque no tienen lo suficiente para vivir con dignidad, invitando a "crear puentes" en vez de levantar muros.

"Esta celebración -señaló Fernando- nos invita a preguntarnos no sólo qué podemos hacer, sino qué debemos dejar de hacer como personas, sociedad e Iglesia para que todas las personas tengan acceso a un desarrollo humano integral, con la posibilidad de vivir en paz y dignidad en el propio país".

"La Eucaristía es fundamentalmente acción de gracias, por eso en esta celebración en la que participamos personas de diversas procedencias, unidos por la misma fe y amor a Jesucristo, queremos agradecer la riqueza que cada uno con su peculiaridad, cultura y experiencia de fe aporta a nuestra diócesis en cada una de las comunidades donde se hace presente. La interculturalidad es un signo de los tiempos y la manera de ser de nuestra Iglesia Católica, que acoge en su seno a hombres y mujeres de toda nación, lengua y cultura" añadió Redondo en relación a la celebración.

Por su parte, D. José María en su homilía insistió en la necesidad de vivir conforme a los mandamientos de la ley de Dios: amar a Dios y al prójimo, señalando que "en esta jornada toma carne esta ley divina".

"Hemos escuchado lo que el Señor nos ha dicho a través del profeta Isaías: 'mis planes no son vuestros planes, mis caminos no son vuestros caminos'. Dejemos a Dios ser Dios, dejemos que haga su voluntad, y colaboremos con Él en la construcción de la Jerusalén celestial" destacó el prelado con relación a las lecturas del día.

En relación con el Evangelio, que narraba la parábola de la viña y de los jornaleros, el auxiliar quiso hacer referencia al pecado de la envidia "maldita envidia" que no nos permite alegrarnos del bien ajeno y recordó que "todos somos trabajadores en la viña del Señor y tenemos que dar gracias porque el Señor ha salido a nuestro encuentro y quiere que trabajemos en su viña".

"Nuestra viña es la viña de los hermanos, y hoy aquí tenemos hermanos de diferentes razas, de diferentes lugares que han venido para celebrar esta Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado" señaló Avendaño, insistiendo en que "hay migrantes que no tienen la libertad de elegir si migrar o no -en referencia al lema del encuentro-  y tienen que salir con miedo a morir, miedo a perder lo más valioso, se van para cuidar de su familia y tienen que vivir".

Recordó el auxiliar el último encuentro mantenido con el santo Padre en Roma, en el que, dirigiéndose especialmente a los obispos recién nombrados procedentes de España, Italia, Francia, Malta o Grecia, hablaba del gran número de migrantes que han muerto en las aguas del Mediterráneo y la necesidad de cambiar esta situación.

"Debemos promover el derecho a no migrar y eso significa que tenemos que trabajar juntos para crear condiciones de bienestar en las zonas de origen de los flujos migratorios" insistió el prelado.

"Debemos luchar contra la injusticia, promover ayudas económicas, la condonación de deudas, la reducción de sanciones internacionales para que haya libertad de migrar o no (...). Debemos acompañar y, como ha dicho Fernando, construir puentes en lugar de muros, luchar por la plena ciudadanía, hacer políticas migratorias justas a nivel europeo y nacional, conceder permisos de trabajo y de residencia, regularizar situaciones administrativas y asegurar el acceso a una vivienda digna" subrayó.

"Tenemos que enfrentar la situación de las migraciones desde una perspectiva de amor, de justicia y de respeto" concluyó.

La celebración prosiguió con la liturgia del día, en la que tuvo especial protagonismo la comunidad china católica de la parroquia Santos Justo y Pastor.

Más información sobre la jornada en el enlace:

https://migrared.es/eucaristia-diocesana-en-la-jornada-mundial-del-migrante-y-del-refugiado-2023