Con ocasión del Año ‘Familia Amoris Laetitia’ el papa Francisco ha publicado una carta dirigida a los matrimonios el pasado domingo 26 de diciembre, fiesta de la Sagrada Familia.

En ella se dirige no solo a los esposos sino también a los hijos, a los novios y a los abuelos; para todos tiene palabras de cariño, consuelo, cercanía y mensajes profundos cargados de mucho significado: “el momento que estamos pasando me lleva a acercarme con humildad, cariño y acogida a cada persona, a cada matrimonio y a cada familia en las situaciones que estén experimentando” refiriéndose no solo a la pandemia sino a la crisis económica provocada por ella.

El santo Padre recuerda que ante esta situación no hay que desanimarse porque “no estamos solos ya que Dios está en nosotros, con nosotros y entre nosotros: en la familia, en el barrio, en el lugar de trabajo o estudio, en la ciudad que habitamos”.

El papa hace en su misiva una llamada a los esposos “a la unidad conyugal, al compromiso y a la donación al otro” como testimonio dentro de la familia y fuera, en la comunidad de la Iglesia de la que forman parte y en la sociedad: “se necesita una nueva creatividad para expresar en los desafíos actuales los valores que nos constituyen como pueblo en nuestras sociedades y en la Iglesia, Pueblo de Dios”.

“Los matrimonios deben “primerear” dentro de la comunidad parroquial y diocesana con sus iniciativas y su creatividad, buscando la complementariedad de los carismas y vocaciones como expresión de la comunión eclesial; en particular, los ‘cónyuges junto a los pastores, para caminar con otras familias, para ayudar a los más débiles, para anunciar que, también en las dificultades, Cristo se hace presente’” les dice el obispo de Roma.

Les pide que busquen tiempo para estar juntos, en familia y hagan uso de la paciencia: “que el cansancio no les gane, que la fuerza del amor los anime para mirar más al otro —al cónyuge, a los hijos— que a la propia fatiga. Recuerden lo que les escribí en Amoris laetitia retomando el himno paulino de la caridad (cf. nn. 90-119). Pidan este don con insistencia a la Sagrada Familia, vuelvan a leer el elogio de la caridad para que sea ella la que inspire sus decisiones y acciones (cf. Rm 8,15; Ga 4,6)”.

“Deben educar en la fe contando con la ayuda de Dios (…)  Los hijos son un regalo, siempre, cambian la historia de cada familia. Están sedientos de amor, de reconocimiento, de estima y de confianza” insiste Francisco a los padres.

El papa también tiene un mensaje importante para los novios a quienes insta a prepararse bien para el matrimonio y a apoyarse, ante la precariedad económica o la incertidumbre, “en sus propias familias y en sus amistades, en la comunidad eclesial, en la parroquia, para vivir la vida conyugal y familiar aprendiendo de aquellos que ya han transitado el camino que ustedes están comenzando”.

Por último el papa se dirige a los abuelos, de quienes las familias y la sociedad no deben ni pueden prescindir: “ellos son la memoria viviente de la humanidad, esta memoria puede ayudar a construir un mundo más humano, más acogedor”.

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