Basílica del Sagrado Corazón de Jesús

12 DE OCTUBRE

El obispo D. Ginés García Beltrán presidirá la ordenación de presbíteros de Daniel Navarro Berrios, Régis François Lepoutre y Álvaro Pardinas Armisen, el miércoles 12 de octubre -fiesta de la Virgen del Pilar – a las 18.00 horas, en la Basílica del Sagrado Corazón de Jesús, en el Cerro de los Ángeles. El prelado estará acompañado por el Coro diocesano.

La ceremonia se podrá seguir en directo a través del canal diocesano de youtube: 

https://www.youtube.com/user/getafediocesis

Los futuros presbíteros

Regis Lepoutre

El diácono y futuro presbítero Regis  Lepoutre tiene 26 años y es el mayor de cinco hermanos. De padre francés y madre española, este zaragozano de nacimiento se ha educado en la fe en las parroquias de Brunete y de Villanueva de la Cañada, en concreto en la Parroquia San Carlos Borromeo, donde poco a poco se fue perfilando su vocación.

“Mi deseo de entregarme a Dios que se fue concretando en un deseo de ser sacerdote, con el acompañamiento de otros presbíteros que me ayudaron a discernir mi llamada hasta que, con 18 años, entré en el Seminario de Getafe” recuerda este joven.

Siempre ha encontrado el apoyo de su familia en este proceso que emprendió hace ocho años y en el que ha ido venciendo “dificultades personales o imperfecciones en un camino de humildad”.

El próximo 12 de octubre se ordenará de sacerdote, un paso que afronta “con alegría e ilusión y a la vez impresionado por la grandeza de lo que esto supone y por la forma que Dios tiene de hacer las cosas”.

“Este paso para mí, primero es reconocer el cumplimiento de lo que Dios promete y pone en el corazón;  el final de una etapa de formación y  preparación y al mismo tiempo  conocer la voluntad de Dios y de dejarse hacer por Él” explica añadiendo: “a  la vez es un inicio de la vida en la vocación a la que Dios me ha llamado, el inicio de la vida que Dios tenía pensada para mí”.

Juan HAM

Alvaro Pardinas, se cambió el nombre a Juan cuando realizó los votos perpetuos en la comunidad religiosa de los Hermanos del Amor Misericordioso.

Nacido en Pamplona, tiene 35 años y pertenece a una familia numerosa.

Aficionado al cine, a la lectura y al fútbol, toca el ukelele. Después de estudiar comunicación audiovisual, el Señor le llamó a su servicio cuando tenía 27 años.  

“Llevaba ya cuatro años trabajando en diversas agencias y Dios de forma imprevista, en un retiro, me llamó al sacerdocio de forma directa” cuenta  Juan.

El conocimiento de uno de los hermanos del Amor Misericordioso le condujo a iniciar un camino de discernimiento que le llevó al sacerdocio en esta comunidad.

“La consagración religiosa me ha marcado toda mi vida y todo este tiempo y la ordenación es una unión más profunda con Cristo y a la vez una confirmación de esa llamada que el Señor me hizo” explica Juan.

Espero la llegada del día 12 “con ganas e ilusión, con esperanza y confianza de que no depende de mis fuerzas o capacidades sino que tengo que dejarme hacer por Él”.

Daniel Navarro

Este pinteño de 26 años ha crecido en la fe en la Parroquia Santo Domingo de Silos.

En su tiempo libre le gusta el deporte y la aventura.

Su vocación se fue gestando poco a poco, acentuándose en la JMJ de 2011 en Madrid, cuando tenía 15 años, época en la que fue conociendo más a la juventud parroquial.

Uno de los momentos que describe como ‘un fogonazo en la fe’ sucedió en Cuatro Vientos después de la tormenta, rezando junto a Dios y a Benedicto XVI y viendo el ejemplo y la alegría de los jóvenes en torno al Papa.

A partir de ahí fue creciendo su participación en la vida parroquial, como catequista, como acólito, en la eucaristía y en el trato personal con el Señor en la oración.

Cuenta Navarro que esa circunstancia hizo que se planteara su vocación “ayudado por el ejemplo de los sacerdotes de mi parroquia”.

“En segundo de Bachillerato empecé a ir los sábados al curso Introductorio y en 2014 entré en el Seminario, donde cada año ha sido único e irrepetible, ayudado por los hermanos de mi curso y por los formadores, que han impulsado mi vocación” añade.

Este joven diácono subraya que su ordenación, el ser ungido por el Señor le impresiona mucho, “ver que mis manos van a ser las de Jesucristo que perdona los pecados, que le hace presente en la Eucaristía, es muy impactante”.

“Le pido a Dios que me dé la gracia de ser un sacerdote reflejo de su misericordia en este mundo tan herido por el pecado” concluye el futuro presbítero.