Delegado:
Rubén Mateos

Consiliario:
Víctor Pidal Menéndez

Almendro, 4 28901 Getafe
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Miembros de la Pastoral Obrera y Equipo Diocesano 606 65 75 08 
El objetivo de la Pastoral Obrera es la evangelización en el mundo del trabajo. La evangelización del mundo obrero, objetivo central de la Pastoral Obrera, es preocupación, responsabilidad y tarea de toda la Iglesia (EN 14; CLIM 19). Es ella, en cuanto cuerpo visible de la presencia de Cristo entre nosotros, quien recibe de El la misión de «ir por el mundo entero predicando la Buena Noticia a toda la humanidad» (Mc. 15, 15-20). Fiel a la voluntad de su Señor, toda la Iglesia ha de sentirse y ha de mostrarse corresponsablemente unida, también en el testimonio cristiano, en el servicio evangélico a los trabajadores y también a la voluntad transformadora de las condiciones sociales que afectan al mundo obrero.

Miembros de la Pastoral Obrera:

Equipos Parroquiales de Pastoral Obrera (EPPOs)
Hermandades del Trabajo (HHTT)
Hermandad Obrera de Acción Catolica (HOAC)
Juventud Obrera Cristiana (JOC)
Asociación Unicornio (Antiguo Junior)
Equipo de Pastoral Obrera

Lo forman el Delegado de Pastoral Obrera, un representante de cada organización miembro y voluntarios/colaboradores.

El equipo se reúne una vez al mes para llevar el seguimiento de la vida de los miembros de pastoral obrera y organizar y promocionar las actividades conjuntas.

Actualmente el equipo de Pastoral Obrera está formado por:

Delegado: D. Rubén Mateos Corrochano
Consiliario: Víctor Manuel Pidal Menéndez
Representante de los EPPO: Nieves Marugán
Representante de las Hermandades del Trabajo: Pilar García y Justo Barroso
Representante de la HOAC: Laura Arjona
Representante de la JOC: Luis Asensio
Representante de Unicornio (antiguo Junior): Antonio Castilla
Representante de Religiosas: Matilde Hernández

Origen de la Pastoral Obrera
Análisis de la situación
icon-pdfComunicado de la Delegación de Pastoral Obrera para el Congreso de Apostolado Seglar (Abril 2008)
icon-pdfDoctrina Social de la Iglesia
icon-pdfDiscípulos de Jesucristo en el mundo obrero hoy
icon-pdfCuaresma 2015 - Orar con los parados
icon-pdfCarta Presentacion Acompañando Paro y Precariedad
icon-pdfDocumento Acompañando Paro y Precariedad
icon-pdfReflexión: Los pobres mis hermanos

Oración a Jesús Obrero

Señor Jesús, te ofrecemos todo el día:
nuestro trabajo, nuestras luchas,
nuestras alegrías y nuestras penas.

Concédenos,
como a todos nuestros hermanos de trabajo,
pensar como Tú,trabajar contigo
y vivir en Ti.

Danos la gracia de amarte
con todo nuestro corazón
y de servirte
con todas nuestras fuerzas.

Que tu Reino sea un hecho
en las fábricas, en los talleres,
en las minas, en los campos,
en la mar, en las escuelas,
en los despachos y en nuestras casas.

Que los militantes que sufren desaliento
permanezcan en tu Amor.
Y que los obreros muertos
en el campo de honor del trabajo y de la lucha,
descansen en paz.
María, Madre de los pobres,
ruega por nosotros.

Yo creo

Creo que Dios es nuevo cada mañana,
creo que Dios está creando el mundo hoy
en este mismo instante.
Dios no creó, “hace mucho tiempo” el mundo
y luego se olvidó de él.

Creo que debemos esperar lo inesperado,
pues ésta es la manera normal con que “trabaja” Dios.

Soy un hombre de esperanza y creo que Dios
es nuevo cada mañana.

Creo que Jesucristo vive hoy,
creo que la muerte es semilla de resurrección,
creo que el dolor más soportable
ha sido redimido por El,
y me transmite una palabra de amor.

Creo que Jesús vive en todos los que sufren,
y en los pobres y desheredados del mundo,
y en ellos espera ser servido por nosotros.

Creo que el Espíritu Santo se halla presente
en la Iglesia y en el mundo,
aunque la gente no lo sepa…

Creo que el Espíritu Santo
es todavía el Espíritu Creador;y creo que si nos abrimos a El,
nos dará cada mañana una libertad reciente
el gozo y una nueva provisión de esperanza.

Creo que la imaginación y el amor de Dios
no se han agotado todavía.
Creo que la esperanza es una obligación.
Creo que la esperanza no es un sueño,
sino una manera de hacer
que los sueños sean realidad.

Soy un hombre de esperanza
y creo que el Espíritu nos tiene reservadas
muchas cosas que se harán realidad.

(Cardenal Suenens)

Sólo Tú

Sólo Tú, Señor, puedes dar la fe,
pero yo puedo dar testimonio de fe.
Sólo Tú, Señor, puedes dar la esperanza,
pero yo puedo devolver la esperanza a mis hermanos.
Sólo Tú, Señor, puedes dar el amor,
pero yo puedo enseñar a amar.
Sólo Tú, Señor, puedes dar la paz,
pero yo puedo sembrar la unión.
Sólo Tu, Señor, puedes dar la fuerza,
pero yo puedo sostener al desanimado.
Sólo Tú, Señor, eres el camino,
pero yo puedo enseñárselo a los demás.
Sólo Tú, Señor, eres la Luz,
pero yo puedo hacerla brillar en los ojos de todos.
Sólo Tú, Señor, eres la Vida,
pero yo puedo devolver a los demás el deseo de vivir.
Sólo Tú, Señor, puedes hacer lo que parece imposible,
pero yo puedo hacer lo que es posible.
Sólo Tú, Señor, te bastas a Ti mismo,
pero prefieres contar conmigo.
Por eso, gracias, Señor.

“Hoy es más necesario y urgente que nunca proclamar ‘el Evangelio del trabajo’, vivir como cristianos en el mundo del trabajo y ser apóstoles entre los trabajadores” (Mensaje de Benedicto XVI enviado al IX Foro Internacional de los jóvenes sobre el tema “Testigos de Cristo en el mundo del trabajo”)

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“Por eso, hay que seguir preguntándose sobre el sujeto del trabajo y las condiciones en las que vive. Para realizar la justicia social en las diversas partes del mundo, en los distintos Países, y en las relaciones entre ellos, son siempre necesarios nuevos movimientos de solidaridad de los hombres del trabajo y de solidaridad con los hombres del trabajo. Esta solidaridad debe estar siempre presente allí donde lo requiere la degradación social del sujeto del trabajo, la explotación de los trabajadores, y las crecientes zonas de miseria e incluso de hambre. La Iglesia está vivamente comprometida en esta causa, porque la considera como su misión, su servicio, como verificación de su fidelidad a Cristo, para poder ser verdaderamente la “Iglesia de los pobres”. Y los pobres se encuentran bajo diversas formas; aparecen en diversos lugares y en diversos momentos; aparecen en muchos casos como resultado de la violación de la dignidad del trabajo humano: bien sea porque se limitan las posibilidades del trabajo -es decir por la plaga del desempleo-, bien porque se deprecian el trabajo y los derechos que fluyen del mismo, especialmente el derecho al justo salario, a la seguridad de la persona del trabajador y de su familia” (Laborem exercens, 10).

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“También en la vida económico-social deben respetarse y promoverse la dignidad de la persona humana, su entera vocación y el bien de toda la sociedad. Porque el hombre es el autor, el centro y el fin de toda la vida económico- social.

[...] En un momento en que el desarrollo de la vida económica, con tal que se le dirija y ordene de manera racional y humana, podría mitigar las desigualdades sociales, con demasiada frecuencia trae consigo un endurecimiento de ellas y a veces hasta un retroceso en las condiciones de vida de los más débiles y un desprecio de los pobres. Mientras muchedumbres inmensas carecen de lo estrictamente necesario, algunos, aun en los paises menos desarrollados, viven en la opulencia y malgastan sin consideración. El lujo pulula junto a la miseria. Y mientras unos pocos disponen de un poder amplísimo de decisión, muchos carecen de toda iniciativa y de toda responsabilidad, viviendo con frecuencia en condiciones de vida y de trabajo indignas de la persona humana.” (Gaudium et Spes, 63)

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“Juzgamos deber nuestro advertir una vez más que, así como no es lícito abandonar completamente la determinación del salario a la libre competencia del mercado, así tampoco es lícito que su fijación quede al arbitrio de los poderosos, sino que en esta materia deben guardarse a toda costa las normas de la justicia y de la equidad.” (Mater et Magistra, 71)