unoconferwebeste Con el caluroso saludo de Mons. Carlos Osoro, arzobispo de Madrid (“Padre, que todos sean uno como Tú, oh Padre, estás en mí y yo en ti”. Jn 17, 21), se abrió el Encuentro de la Vida Consagrada en España, que tuvo lugar en la Parroquia Nuestra Señora de Guadalupe el sábado 3 de octubre.
Tres fueron las notas que el arzobispo destacó: la alegría (“Tenemos la seguridad de que nuestros nombres están inscritos en el cielo”), la gracia (“Hemos vivido la gracia de la llamada”) y la dicha (“Dichosos los que ven lo que vosotros veis”).
Un gran puñado de consagradas y consagrados respondieron a la convocatoria de la Conferencia Episcopal Española, para celebrar en comunión eclesial el don del discipulado y de la consagración.
Fue un fin de semana intenso resumido en cuatro momentos. El primero fueron las tres ponencias, ricas en contenido y belleza, que ocuparon la mañana del sábado: ‘El amor de Cristo esposo’ (P. F. M. Lethel), ‘La misión y el servicio de los consagrados’ (I. Fukasawa) y ‘El arte como belleza de la fe’ (M. I. Rupnik SJ).
El carmelita francés, la Hermana japonesa y el jesuita esloveno ayudaron a profundizar en la catolicidad de nuestra Iglesia y en la hermosa confluencia de la pluralidad de carismas, un discipulado sin fronteras en el que todos somos esposos, hijos y madres de Cristo.
El segundo momento lo constituyeron los testimonios ofrecidos, de manera muy creativa y novedosa, en el techado de la carpa que acogía a los participantes.
El canto y la música variada y penetrante empaparon el ambiente y cada uno de los corazones de infinita gratitud. Asombrados, los participantes iban siendo introducidos gratuitamente en la teofanía de una vida transfigurada a la que todos hemos sido llamados. Una oración de Taizé recogió la experiencia.
El tercer momento fue la solemne eucaristía celebrada en la Catedral de la Almudena el domingo por la mañana, presidida por Mons. Vicente Jiménez Zamora, arzobispo de Zaragoza y presidente de la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada, seguida de las distintas peregrinaciones a los lugares ya previstos de oración y convivencia. 
El obispo de Getafe, D. Joaquín López de Andújar, acompañó a los asistentes a lo largo de estas jornadas, en las que hubo una participación grande de los consagrados de esta Diócesis.