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La Diócesis de Getafe celebró el pasado domingo 10 de diciembre la festividad de Nuestra Señora de Loreto con una eucaristía en la capilla de la Base Aérea de Getafe, presidida por el capellán D. Alejandro Espíritu Fontes.
Con esta celebración se puso punto final al conjunto de actos organizados por la Asociación de Damas de Loreto en honor de la patrona de todos los aeronautas.
Las mujeres de los aviadores y las hijas del cuerpo organizan todos los años, desde finales de noviembre y hasta el 10 de diciembre, diversas actividades para fomentan la devoción a la Virgen: desde un triduo en su honor hasta la eucaristía final del pasado domingo.
Las acciones tienen lugar en las humildes capillas de que disponen la Base Aérea y la Agrupación del Acuartelamiento Aéreo.
 
Un poco de historia
La denominación de Loreto se debe a una fiel tradición, es decir, un hecho transmitido desde el siglo XIII, al principio sólo oralmente y, a partir de la segunda mitad del siglo XV, fijado en documentos escritos.
Esta tradición narra que en el año 1291, cuando los cruzados se vieron obligados a abandonar la Tierra Santa, la Casa de la Virgen donde se encarnó el Hijo de Dios, y donde pasó la mayor parte de su vida junto a la Virgen María y san José (Lc. 2, 51-52) en Nazaret, fue transportada mediante misterio angélico desde allí hasta Tersaco, en Dalmacia, y posteriormente, en la noche del 10 de diciembre de 1294, al Monte de Laureles, en el territorio de Recanati (Italia).
El papa Benedicto XV, por decreto del 24 de marzo de 1920, declaró y constituyó a Nuestra Señora de Loreto patrona de todos los aeronautas.
El 7 de diciembre de 1920, el rey Alfonso XIII, previa información y petición del provicario general castrense, puso bajo el patrocinio de Nuestra Señora de Loreto el Servicio de Aeronáutica Militar.
Desde entonces, el personal del Ejército del Aire español ha encontrado en ella el apoyo espiritual y la confianza en su trabajo.
La fiesta anual de Nuestra Señora de Loreto se celebra el 10 de diciembre.
 
‘Salve Aviadora’
“Salve, Madre, salve, Reina del Cielo,
de la hermosura una estrella,
de la pureza el fulgor;
fuente del más puro amor,
nuestra esperanza está en ella.
Salve, Madre, salve, Reina del Cielo.
Si nuestras alas se quiebran, al final de nuestro vuelo, antes de llegar al suelo,
tus brazos con amor se abran,
salve, Madre, salve, Reina del Cielo”.