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La situación de los cristianos perseguidos en Siria y en Pakistán, compartida a través del testimonio de dos personas que han tenido que huir de esos países, protagonizó la tercera edición de la ‘Noche de los testigos’, celebrada el pasado 22 de marzo en la Parroquia Nuestra Señora de la Asunción de Parla y en la que los fieles pudieron venerar la llamada Cruz de Qaraqosh, profanada durante la guerra siria.

Esta iniciativa, organizada por la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada en colaboración con las parroquias del arciprestazgo de Parla, contó con la participación del obispo de Getafe, D. Ginés García Beltrán.
Un gran número de asistentes llenaron el templo parleño para participar en esta vigilia, presidida por D. Ginés junto a sacerdotes de las distintas parroquias del arciprestazgo.
Desarrollada en un ambiente de oración que contó con la participación del coro parroquial, durante la vigilia los fieles parleños pudieron conocer dos testimonios. El primero, que fue leído, contaba la historia de Robin, un católico de 16 años, natural de Pakistán, que declaraba: “No me siento seguro en Pakistán por el terrorismo, la violencia y la ley antiblasfemia”.
El segundo lo ofreció en persona una joven siria, Zoya, que lleva tres años estudiando en Barcelona un máster de ingeniería y que desea volver a su país para colaborar en su desarrollo. 
Esta joven vivió las consecuencias de la guerra al sufrir un atentado en su barrio que destrozó la vida de niños, jóvenes y mayores.
A pesar de alejarse del Señor, la Iglesia fue en su búsqueda para que ayudara a sus vecinos.
El testimonio de esta joven impactó tanto a la gente que, a la salida del templo, una feligresa se acercó para darle las gracias y abrazarle.
En un momento de la vigilia se encendieron cuatro velas: tres de ellas, delante de la imagen de mártires que han dado su vida en países como Egipto, Filipinas y México; y la cuarta, ante la cruz de Qaraqosh, símbolo de todas las personas que han dado su vida por ser fieles a Cristo.
Para finalizar el acto, todos los asistentes pudieron venerar la cruz de Qaraqosh, profanada durante la guerra en Siria.