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El obispo D. Ginés García Beltrán presidió una misa funeral por las víctimas del coronavirus en Navalcarnero, el viernes 3 de julio, en el estadio municipal de fútbol Mariano González.

El prelado estuvo acompañado del párroco Fermín Marcos, del arcipreste  Fernando Barrón y del vicario parroquial Willy Milayi.

También participó el alcalde, José Luis Adell, algunos miembros de la corporación municipal y autoridades civiles y militares así como los familiares de los fallecidos por el coronavirus en esta localidad.

La celebración empezó con unas palabras del primer edil en las que recordó que “Dios no ha estado lejos de su pueblo y queremos pedirle por intercesión de la patrona –Nuestra Señora de la Concepción- que acoja en su seno a los hijos de este municipio”.

Después procedió a leer la lista de los 62 fallecidos en Navalcarnero, acto que realizó profundamente emocionado, pues dijo conocer y querer a muchos de ellos.

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D. Ginés en su homilía después de saludar a sus hermanos en el sacerdocio y a las autoridades locales, y “con especial afecto” a familiares y amigos de las víctimas, quiso trasladar a todos un mensaje de esperanza.

“Sobrecoge escuchar los nombres de todos estos hermanos difuntos, que como ha dicho el alcalde, conocemos y queremos. Personas con una historia, una vida, un proyecto. Una generación de personas que ha levantado el país, que ha levantado su familia y se han ido de este modo tan trágico” comenzó el prelado.

“Hemos sentido con profundo dolor que se hayan ido solos, sin poder tocar la mano de un ser querido” prosiguió.

“Hay muchos testimonios de personas que nos dicen que dejaron en la puerta del hospital a sus padres y se los han devuelto en cenizas. Esto es profundamente doloroso. Esta situación ha creado una gran herida en el seno de las familias y de la sociedad” señaló D. Ginés.

En referencia a una de las lecturas del día, del Libro de las Lamentaciones, el prelado diocesano señaló: “cuando escuchábamos esta lectura, he pensado ¡qué bien resume la experiencia que estamos viviendo en nuestras vidas estos días! Estas palabras: “Se ha ido de mí la paz, se ha alejado de mí la dicha, ha venido a habitar mi corazón el desconsuelo” resumen perfectamente lo que estamos sintiendo”.

D. Ginés quiso trasladar en todo momento su afecto y cercanía a las familias del numeroso grupo de víctimas que han fallecido en Navalcarnero y subrayó que: “en medio de la incertidumbre, del sufrimiento y del dolor quiero recordar que la bondad del Señor no se acaba. Que su misericordia es eterna”.

“En medio de la falta de seguridad y de todo lo que estamos viviendo tenemos que recordar que el Señor no nos abandona, que su misericordia dura por siempre”, remarcó D. Ginés.

El obispo terminó la eucaristía con unas palabras de agradecimiento “ a todos los que han hecho posible esta celebración” y con un canto a la patrona de Navalcarnero.