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Cristóbal López, de 36 años, recibió los Sacramentos de la Iniciación Cristiana- Bautismo, Comunión y Confirmación- el pasado 13 junio en la Parroquia Nuestra Señora de Butarque (Leganés) en una ceremonia presidida por el obispo auxiliar D. José Rico Pavés.

Su testimonio de fe y de conversión, que reproducimos a continuación, narra una historia de sufrimiento en la que Dios se hace presente a través de acontecimientos inesperados.

“No fue un camino fácil” confiesa Cristóbal con el corazón profundamente agradecido a todos los que le han acompañado en este proceso de formación hasta recibir los sacramentos en una emotiva celebración en la festividad de san Antonio.

En esa misma eucaristía, su esposa también recibió la Comunión y la Confirmación y “fue uno de los mejores días de nuestra vida”, declara este catecúmeno de Leganés.

 

 

TESTIMONIO

“En ocasiones me preguntan cómo conocí a Dios.

No son pocos los familiares, amigos o conocidos que aún no terminan de creerse el cambio que ha producido en mi familia y en mí.

Nací en el seno de una familia agnóstica hace 36 años. Mis padres tomaron la decisión de no bautizarnos ni a mi hermano ni a mí. A la hora de elegir entre Religión o Ética en el colegio, me decanté por la primera aunque en casa nadie era creyente o practicante.

Todo cambió para nosotros, y en especial para mí, el día que la menor de mis hijas sufrió un accidente muy grave a los 15 meses de edad. Fueron dos meses muy duros en el hospital recibiendo noticias terribles varias veces al día con un pronóstico que derrumbaría al más optimista.

Una noche, cuando todo parecía perdido, sentí la necesidad de subir a la capilla del hospital para suplicar a Dios por ella, sin saber bien cómo hacerlo. 

Lo que pudo haber sido un acto de desesperación en un momento de soledad, no fue tal y se convirtió en una costumbre. Todas las noches, antes de dar las buenas noches a la niña, subía a darle las gracias a Dios por haberme permitido estar un día más con ella y le pedía con todas mis fuerzas que velara e intercediera por ella. A día de hoy sigo agradeciéndole cada día que paso junto a ella todas las noches.

Él apareció en el peor momento de mi vida para convertirla en algo mucho mejor. Me dio la paz, me acompañó cuando no había nadie en el mundo que pudiera, quisiera o supiera cómo hacerlo y me dio la fuerza para seguir adelante. 

He tenido la suerte de ver de cerca los pequeños grandes milagros de Dios y eso me ha llenado el corazón de una alegría que nunca pensé que podía llegar a sentir. A pesar de los problemas, Él siempre está ahí. Siempre. En los buenos y en los malos momentos.

Recientemente tuve la oportunidad de recibir los Sacramentos del Bautismo, la Comunión y la Confirmación. No fue un camino fácil. Después de cumplir la etapa del catecumenado para adultos, la crisis sanitaria no permitió la celebración que estaba prevista para la Vigilia Pascual. Aun así, Dios siempre encuentra la manera y pudimos celebrarlo en el mes de junio. En esa misma celebración, mi esposa también recibió la comunión y la confirmación y fue uno de los mejores días de nuestra vida.

Damos las gracias a Dios por todas las buenas personas que tenemos la suerte de tener cerca y por todas aquellas que ha puesto en nuestro camino, como Carlos, nuestro párroco, a quien tengo la suerte de poder llamar amigo, el padre Aroldo, la gente de la parroquia, y todos aquellos que han tenido a bien acompañarnos y/o apoyarnos durante todo este tiempo. Tampoco queremos dejar pasar la oportunidad de dar las gracias a todas las personas maravillosas que forman parte de la Diócesis de Getafe y en especial a D. José por su cercanía y por acompañarnos en un día tan especial”.