26/01/2024. El obispo D. Ginés García Beltrán presidió el pasado jueves 25 de enero una celebración ecuménica en la Catedral de Getafe, en la que participaron los representantes de las distintas iglesias cristianas que hay en territorio diocesano.
Así, junto al prelado, intervinieron el reverendo Ricardo Moraleja, pastor de la Iglesia Evangélica de la Esperanza (Móstoles); Deac Cristian Mihail, sacerdote de la Parroquia San Devoto Nicodemo de la Tismania, perteneciente a la Iglesia Ortodoxa Rumana; Adalberto Rafael Zamora, presbítero de la Iglesia Miguel Arcángel (Navalcarnero) de la Iglesia Española Reformada Episcopal; Demetrio Sáez, archimandrita de la Iglesia Ortodoxa, del Patriarcado Ecuménico, Griega de Constantinopla y Jessica Coello, presbítera de la Iglesia Española Reformada Episcopal.
Junto a ellos celebraron el vicario general, Javier Mairata; el vicario episcopal para la Evangelización y la Transmisión de la Fe, Jesús Úbeda y el vicario parroquial de San Francisco de Sales (Parla), Antonio González; el delegado de Liturgia, Pedro Merino y el subdelegado de Juventud y vicario parroquial de la Catedral, Rubén Herráiz.
La celebración tuvo como lectura central la parábola del Buen Samaritano ((Lc 10, 25-37) cuyo ejemplo invitó a seguir el obispo diocesano en su homilía.
Después del saludo y la bienvenida, García Beltrán recordó que “hoy hace 65 años, que el santo papa Juan XXIII, en la Basílica romana de San Pablo extramuros, anunciaba la voluntad de convocar y celebrar un concilio ecuménico. Esta convocatoria entrañaba, entre otras, una intención muy clara: rezar, trabajar por la unidad de los cristianos”.
“Este año, como hacemos cada año, nos dejamos inspirar en esta celebración por un grupo de cristianos de Burkina Faso, en el corazón de África, en una sociedad herida por la división, la pobreza, por las relaciones injustas, por las desigualdades, que nos proponen a todas las iglesias cristianas meditar sobre una frase de inspiración evangélica ‘Amarás al Señor Tu Dios y al prójimo como a ti mismo’” continuó el obispo.
“Y como hemos escuchado ahora mismo en el Evangelio que nos ha proclamado nuestro hermano Archimandrita, nos proponen el pasaje evangélico de la parábola del buen samaritano, en la que Jesús, al igual que al fariseo que lo provocaba, nos pregunta: ¿Quién crees tú que es el prójimo?”.
“La tradición cristiana ha visto siempre en el buen samaritano al mismo Jesús. Jesús es el que se abaja, toma nuestra condición hasta la muerte y una muerte de cruz. Jesús, en ese abajamiento, en esa Kenosis, Jesús cura con el bálsamo de su misericordia nuestras heridas, la herida del pecado. Y Jesús es el que nos recoge, nos lleva hasta el lugar del cuidado para que podamos sanar. Jesús es la expresión máxima de la misericordia de Dios, porque es el hijo de Dios. Por tanto, ante la imagen privilegiada de Dios que nos expresa esta parábola, estamos invitados a tener nosotros un corazón misericordioso” invitó el prelado.
“La caridad nos lleva a cuidar de los demás, a reconocer en los demás el rostro de Cristo, la carne de Cristo. La compasión, la caridad cristiana nos lleva también a preocuparnos con las condiciones dignas de vida de todo hombre, la caridad cristiana nos lleva también a preocuparnos del medio en el que vivimos, que es la obra de Dios para nosotros, la naturaleza, el medio creado” añadió.
Siguiendo el ejemplo de Jesús, buen samaritano, D. Ginés invitó a todos los presentes a seguir el camino de la caridad como camino de unidad: “si nosotros, cada una de las iglesias cristianas vivimos en la caridad, estaremos en el camino cierto de la unidad. Estaremos en el camino que Dios quiere, porque estaremos en su corazón y cumpliremos el mandato del Señor y sobre todo el deseo de su corazón: ‘Padre, que todos sean uno, como tú y yo somos uno’”.
“Por eso, queridos hermanos, en esta tarde, pidamos al Señor por nuestra unidad. La unidad que se realiza en la cercanía, en el afecto mutuo, en el conocimiento, en el querernos, la unidad que entre nosotros se realiza en poder vivir de cara a los unos a los otros” insistió.
“Le pedimos al Señor por la unidad de todas las iglesias cristianas, le pedimos al Señor para que este mundo en el que vivimos se parezca al mundo que Él ha creado y al mundo que Él ha redimido con la sangre de su hijo Jesucristo” concluyó.