
08/12/2025. En la Vigilia de la solemnidad de la Inmaculada Concepción, ante cientos de fieles reunidos en la Basílica del Sagrado Corazón del Cerro de los Ángeles, el obispo de la diócesis ofreció un mensaje especialmente dirigido a los jóvenes, invitándoles a contemplar a la Virgen María como modelo de confianza, humildad y apertura al plan de Dios. “Esta noche nos reunimos en torno a la figura de la Virgen María, y al misterio de su Inmaculada Concepción, para cantar al Señor un cántico nuevo”, afirmó al inicio de su homilía.
El prelado recordó que la liturgia de esta fiesta “nos pone delante tres grandes textos de la Palabra de Dios”, que convergen en la figura de María: el anuncio del Génesis sobre la victoria de la mujer, la escena de la Anunciación en el Evangelio de Lucas y la perspectiva eterna de la carta a los Efesios. A la luz de estas lecturas, señaló que la Virgen es “la llena de gracia, la mujer nueva que inaugura un cántico nuevo para toda la humanidad”.
“María, la nueva Eva”
En su homilía, subrayó que la tradición cristiana ha visto en el anuncio del Génesis la figura de la Madre de Jesús. Citó a san Ireneo al recordar que “así como Eva, seducida por la palabra del ángel malo, se apartó de Dios, así María recibió con fe la buena noticia del ángel, obedeciendo y convirtiéndose en causa de salvación para todo el género humano”.
A los jóvenes les recordó que “la verdadera grandeza del hombre no está en rebelarse contra Dios, sino en confiar en Él” y que la plenitud no se encuentra “en la autosuficiencia, sino en la obediencia amorosa”.
El “sí” que cambió la historia
El obispo destacó el momento decisivo del Evangelio: el anuncio del ángel Gabriel a María. “Ella se turba, pregunta, pero finalmente responde: ‘He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra’”, citó. Ese “sí”, añadió, “es el cántico nuevo que cambia la historia”.
Recordó también las palabras de san Bernardo: “Esperábamos tu respuesta, oh María. En tus manos está la salvación del mundo. Responde pronto, Virgen”. Y animó a los jóvenes a dejarse guiar por Dios en sus dudas y decisiones: “La confianza en el Señor es el camino de plenitud”.
Humildad, disponibilidad y apertura al prójimo
El prelado evocó el Akathistos, el himno mariano que describe a la Virgen como “la alegría del mundo” y “la morada del Infinito”, para resaltar su actitud humilde. Citó a san Agustín al afirmar que “más importante para María fue llevar a Cristo en el corazón por la fe, que llevarlo en el seno por la carne”.
Frente a una sociedad que “invita constantemente a destacar”, exhortó a los jóvenes a no mirar hacia otro lado ante las realidades de pobreza y exclusión. “No nos dejemos llevar por la polarización… al excluir al prójimo, estamos dejando fuera de nuestra vida también a Dios”, advirtió.
La pureza, un signo de dignidad
El obispo señaló que María Inmaculada es imagen de la “pureza original del hombre” y recordó que este valor “no es un ideal pasado de moda, sino un signo de grandeza”. Subrayó que la pureza es ante todo “respeto a mi propio cuerpo y al de los demás, porque en él habita Dios”, así como defensa de la vida humana en todas sus etapas.
Recordó las palabras de san Juan Pablo II: “La pureza es la expresión de un amor que sabe custodiar la dignidad de la persona”, y pidió a los jóvenes ser testigos de ese amor que “no reprime, sino que afirma la belleza del corazón limpio”.
“Elegidos para la alabanza”
Finalmente, evocó la carta a los Efesios, que afirma que el creyente ha sido elegido “para que sea alabanza de la gloria de Dios”. En María, añadió, esa vocación alcanza su plenitud.
“Vosotros también estáis llamados a ser cántico nuevo”, concluyó. Y pidió a los jóvenes que, al mirar a la Virgen, puedan repetir con ella: “Hágase en mí según tu palabra”, para que su vida “sea un cántico nuevo al Señor que ha hecho maravillas”.