11/05/2025. En un templo completamente lleno de fieles, la Parroquia Santo Domingo de la Calzada de Alcorcón ha celebrado este 11 de mayo, Domingo del Buen Pastor, sus 30 años de historia. El obispo auxiliar de Getafe, Mons. José María Avendaño, ha presidido una Eucaristía de acción de gracias recordando que “Jesús es el Buen Pastor que nos conoce por nuestro nombre y que nos conduce a la vida eterna”.
Han acompañado al auxiliar, el párroco, Fernando Burgaz, los vicarios parroquiales, así como seminaristas, monaguillos, consagrados y consagradas y miembros de hermandades y cofradías.
Al final de la misa, Mons. Avendaño ha bendecido una reliquia ósea de Santo Domingo de la Calzada, donada por la Catedral de El Salvador de la diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño, que fue luego expuesta a la veneración de los fieles.
En su homilía, Mons. Avendaño ha situado el mensaje del Evangelio en el corazón de la vida parroquial: “Mis ovejas escuchan mi voz y yo las conozco y ellas me siguen. Y yo les doy la vida eterna. Y nadie las arrebatará de mi mano. ¿Hay un mensaje más grande que se nos pueda dar hoy que estas palabras del Señor, aquí en el corazón de Alcorcón, en el corazón de nuestra diócesis de Getafe?”.
Con su estilo cercano, el obispo ha compartido recuerdos personales que dieron calidez al mensaje. “Mi abuelo Simplicio decía: ‘Esa persona es muy buena… si no fuera por lo otro’. Y todos tenemos ‘lo otro’, eso que solo Dios conoce. Por eso al comenzar la misa le hemos dicho: Señor, ten piedad”, ha recordado, poniendo en valor la misericordia divina que alcanza lo más íntimo del corazón humano.
Mons. Avendaño ha destacado la figura del pastor como alguien que conoce personalmente a su rebaño, y lo ha ilustrado con un ejemplo de su infancia en La Mancha: “He visto a un pastor de mi pueblo llamar a cada oveja por su nombre en medio del campo. A mí no me hacen caso, pero a él sí, porque las conoce y ellas le siguen. Así es el Señor con nosotros”.
Acción de gracias por 30 años de servicio
Con emoción, ha agradecido el camino recorrido por la comunidad parroquial en estas tres décadas: “Hoy no solo recordamos fechas, sino rostros, historias y corazones alimentados por Cristo. Esta parroquia ha sido casa, ha sido altar, ha sido consuelo para muchos”.
Además, ha querido reconocer la labor concreta de los sacerdotes y la vida pastoral activa de la parroquia: “Gracias por atender a los más débiles, a los descartados por esta sociedad: los ancianos, los enfermos, los niños. Ellos son los primeros, el primer banco es suyo. Gracias por tanto trabajo con las familias, la catequesis, Cáritas, la adoración… Todo lo que hacéis a uno de estos hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis”.
La imagen del Buen Pastor, ha señalado Mons. Avendaño, es hoy más necesaria que nunca: “En medio de tantos mensajes y pastos engañosos, no queremos seguir a otros pastores, sino solo a ti, Señor. Tú eres el camino, la verdad y la vida”.
En un tono profundamente espiritual, el obispo auxiliar ha recordado que “nosotros no somos números ni multitudes anónimas. Somos ovejas conocidas, amadas y guiadas personalmente”. Citando a San Agustín, ha afirmado que el conocimiento de Dios “no es superficial, sino una relación de amor y fidelidad mutua”.
Ha hecho también un llamamiento a no caer en el silencio ni el conformismo frente a los desafíos actuales: “Este mundo, a veces indiferente u hostil, nos ha sido confiado. La voz del pastor debe seguir resonando a través de nuestra vida, nuestra palabra y nuestra caridad misionera”.
El ejemplo misionero del Papa León XIV
Mons. Avendaño ha subrayado el papel misionero de la Iglesia y la urgencia de anunciar a Cristo allí donde la fe es ignorada o ridiculizada, recordando las palabras del nuevo Papa León XIV en su primer homilía: “Donde la fe es distorsionada o ridiculizada, la misión es más urgente. Porque la falta de fe lleva consigo dramas como la pérdida del sentido de la vida, el olvido de la misericordia, la crisis de la familia, la violación de la dignidad humana”.
En el tramo final de su homilía, Mons. Avendaño ha articulado su mensaje entorno a tres verbos fundamentales para el camino de fe: escuchar, seguir y confiar. “Jesús nos invita a escuchar su voz, no solo con los oídos, sino con el corazón. A seguirlo con confianza, incluso cuando el camino es estrecho. Y a confiar, porque nadie nos arrebatará de su mano”.
La celebración ha concluído con un recuerdo a la Virgen María y a los santos: “Que ella nos cubra con su manto y nos proteja de todo lo que pueda distraer nuestra vida cristiana. Que Santo Domingo de la Calzada interceda por nosotros y nos facilite el camino hacia el cielo”. Y añadió, en referencia al joven beato Carlo Acutis, cuya canonización se espera próximamente: “La Eucaristía es la autopista para el cielo”.
Después de la concurrida celebración, se ha invitado a toda la comunidad parroquial a un aperitivo y a una paella, con el fin de compartir la alegría de estos 30 años de historia al servicio de los fieles de Alcorcón.
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