26/05/2025. El obispo auxiliar de la diócesis, Mons. José María Avendaño, presidió en la mañana del domingo 25 de mayo la clausura de la visita pastoral en la Parroquia San Pablo VI, de Móstoles. La última del arciprestazgo y de este curso.

El auxiliar ponía así punto final a una intensa semana de encuentros y celebraciones con la comunidad parroquial “con el corazón agradecido”. Una celebración en la que tuvo presente de manera especial a los enfermos y personas más necesitadas, ya que se celebraba en esta jornada la Pascua del Enfermo.

Mons. Avendaño expresó su profundo agradecimiento por la acogida recibida y destacó el testimonio de fe de una comunidad “que, aunque joven, está construida sobre las tres columnas fundamentales de la Iglesia: el anuncio del Evangelio, la celebración de los sacramentos y el servicio a la caridad”.

En su homilía, el auxiliar recordó que “Dios nos ama con amor infinito” y que su Palabra, siempre fiel, sostiene a los creyentes “sin miedo y con paz”. Agradeció la presencia de los feligreses, llegados desde todos los rincones del barrio, y dirigió un mensaje cercano y afectuoso a los enfermos y a quienes los cuidan: “Hoy la Iglesia reza por vosotros. Sois parte viva del cuerpo de Cristo”.

Durante la Eucaristía, también tuvo palabras de reconocimiento para el párroco, Julián, el diácono Edmundo, los catequistas, los monaguillos —a quienes nombró con simpatía—, y todos aquellos que “sirven con alegría y constancia”.

El obispo destacó que San Pablo VI es una parroquia “con hambre de Dios”, que se esfuerza por tocar las heridas del mundo, atendiendo tanto la pobreza material como la espiritual. Recordó su reciente visita a una institución social cercana que distribuye más de 350 comidas diarias, como ejemplo concreto de que: “aquí se cumple el Evangelio”.

Con tono pastoral y fraterno, Mons. Avendaño alentó a los fieles a vivir con confianza en el Espíritu Santo, cuya acción guía a la Iglesia incluso en medio de las dificultades: “Sin el Espíritu no hay Iglesia; sin Cristo no podemos hacer nada”. Y añadió: “Aceptemos lo que Dios nos da, aunque no siempre sea lo que pedimos. Él sabe lo que nos conviene”.

Además recordó que “la comunidad cristiana no debe actuar como llaneros solitarios”, sino vivir en comunión, como familia de Dios: “Lo que pasa en una parroquia hermana también me afecta. Nos alegramos con el bien de los demás y compartimos sus dificultades”.

La visita pastoral, que fue iniciada por el obispo diocesano Mons. Ginés García Beltrán el pasado domingo 18 de mayo, culminó así con una celebración en la que, como señaló Mons. Avendaño, “no solo el pastor conoce a su comunidad, sino que la comunidad también conoce al pastor”.

Concluyó su homilía invitando a todos a vivir con valentía, sin miedo: “No tiemble vuestro corazón ni sea cobarde. La paz que nos da el Señor no la da nadie más, ni ninguna medicación. Es la paz que viene del Espíritu Santo”, y poniendo a la parroquia y a la comunidad bajo el amparo de San Pablo VI y la Virgen María.

La visita terminó con una gran paella compartida por todos los feligreses en un ambiente de fraternidad y comunión.

 

 

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