27/05/2025. Este domingo 1 de junio, la Iglesia universal celebra la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, una ocasión instituida por el Concilio Vaticano II para reflexionar sobre el papel de los medios de comunicación en el anuncio del Evangelio y en la construcción de una sociedad más humana.
El Papa Francisco eligió como lema para este año una invitación profundamente evangélica y actual: “Compartan con mansedumbre la esperanza que hay en sus corazones”. Esta exhortación, tomada de la Primera Carta de Pedro, nos interpela a todos, pero de modo particular a quienes trabajan en la comunicación: periodistas, comunicadores sociales, responsables de redes, evangelizadores digitales y, en general, a todos los que usamos la palabra, la imagen y el gesto para llegar a los demás.
En su mensaje para esta jornada, el Papa subraya que la esperanza cristiana no es ingenuidad ni optimismo superficial. Es una certeza arraigada en el encuentro con Cristo Resucitado. Y esa esperanza —si es auténtica— debe traducirse en una comunicación que consuele, que construya, que acerque. Una comunicación que, lejos de gritar, susurre con ternura; que no divida, sino que tienda puentes; que no banalice el sufrimiento, sino que lo acompañe.
Francisco hace un llamado claro: urge “desarmar” la comunicación. En un mundo herido por el ruido, la agresividad y la polarización, se necesita una comunicación no violenta, humilde, paciente. El Santo Padre pide que no caigamos en la tentación de responder al mal con más ruido, sino con el poder silencioso de la verdad dicha con amor.
Este mensaje no es sólo para periodistas o profesionales de los medios. Todos comunicamos: en la familia, en la parroquia, en el trabajo, en redes sociales. Todos tenemos el desafío y la responsabilidad de comunicar esperanza, especialmente en tiempos difíciles.
La mansedumbre que propone el Papa no es debilidad. Es fuerza contenida, es coraje sereno, es firmeza envuelta en caridad. Una comunicación mansa no calla ante la injusticia, pero la denuncia sin odio. No oculta el dolor, pero lo muestra con respeto. No impone, pero invita.
En esta jornada, pidamos al Señor que purifique nuestras palabras, que inspire nuestras publicaciones, que ilumine nuestras conversaciones. Que la esperanza que habita en nuestros corazones se haga comunicación viva, verdadera y sanadora.
Todos los materiales para preparar la Jornada y el Mensaje del Papa Francisco AQUÍ
Mensaje del Papa León XIV en el encuentro con los periodistas AQUÍ
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