14/ 06/2025. Mañana domingo, 15 de junio, solemnidad de la Santísima Trinidad, la diócesis celebra la Jornada Pro Orantibus, una jornada en la que se invita a los fieles a rezar por las vocaciones a la vida contemplativa y a dar gracias por la riqueza que suponen para toda la Iglesia.
Una de las comunidades contemplativas más jóvenes de la diócesis de Getafe son las Peregrinas de la Eucaristía, llegadas a Griñón a principios de septiembre de 2024. Desde entonces, habitan el Convento de la Encarnación, devolviéndole a la vida y a la oración tras dos años de silencio.
María Guadalupe de Jesús es la servidora, la religiosa que está al frente de las Peregrinas en Griñón, quien explica que el pueblo acogió su llegada con los brazos abiertos. “Nos recibieron con mucha alegría, profundo agradecimiento y expresando un sincero aprecio por la vida consagrada, especialmente la contemplativa”, recuerda.
Las Peregrinas llegaron el 11 de septiembre de 2024, “siete hermanas de distintas procedencias –Colombia, España, México y Argentina– llegamos al convento de la Encarnación para fundar esta casa. Había estado deshabitado desde 2022, tras la marcha de las Clarisas”, cuenta la hermana María Guadalupe.
Actualmente son seis hermanas, con una edad promedio de 25 años, “nuestro servicio de oración es el corazón de la comunidad. Así como el corazón impulsa vida al cuerpo, nuestra misión es impulsar vida a toda la Iglesia a través de una total disponibilidad para Dios y los hombres”, explica la religiosa.
Una fiesta solemne que celebran con gratitud
La Jornada Pro Orantibus es un momento muy especial para las comunidades de vida contemplativa. En este convento de Griñón las Peregrinas de la Eucaristía festejarán “con mucha alegría y profunda oración la solemnidad de la Santísima Trinidad, que coincide también con el Día de la Vida Consagrada”, afirma.
“Es una jornada de gratitud, de comunidad y de renovación del don que hemos recibido, confiando en que el Espíritu sigue obrando con fuerza en medio del mundo”, añade.
Una comunidad joven con raíces profundas
La familia religiosa de las Peregrinas de la Eucaristía fue fundada el 12 de octubre de 2005 por el padre Francisco María de la Santísima Trinidad y la madre Amada Clara de los Sagrados Corazones de Jesús y de María, tras un encuentro transformador con Dios.
“Nuestra comunidad nació como respuesta a la sed profunda de Dios en sus corazones, un deseo de vivir solo para Él y darlo a conocer a todos los que tienen hambre y sed de su amor”, explica María Guadalupe.
Su carisma brota del misterio de la Eucaristía y se traduce en una vida de oración, servicio, pobreza y creatividad: “Nuestro día comienza a las 4.30 de la mañana y está estructurado en torno a la liturgia, la adoración, el trabajo comunitario y la formación espiritual. Dos veces por semana también practicamos la Lectio divina”, describe.
Además de su vida de oración, desarrollan apostolados como la formación de adoradores eucarísticos, charlas y momentos de oración para grupos y jóvenes. Todo ello enmarcado en una misma vocación: “Vivir para Él y para los demás”.
Una vocación que transforma
La hermana María Guadalupe anima desde Griñón a celebrar esta jornada y a discernir los que Dios quiere para cada uno. En su caso, su vocación “no fue de un día para otro, sino un proceso de discernimiento, de escucha y de dejarme encontrar. Pero cuando vi cómo nuestra vida se configura con la Eucaristía, supe que aquí estaba mi lugar”.
Para ella, la vida contemplativa “no es encierro, sino una entrega profunda y silenciosa que da vida”. Y concluye: “En esta vida escondida encontré una alegría y una libertad que el mundo no puede dar, porque es Dios mismo quien llena y transforma el corazón”.
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