29/06/2025. Desde los micrófonos de COPE, en ‘El Espejo diocesano’ donde se desgrana la actualidad de la diócesis y se tratan otros asuntos de interés, el obispo Ginés García Beltrán ha reflexionado de la reciente Solemnidad del Sagrado Corazón que se celebró el viernes. “El centro espiritual de la vida de esta joven diócesis del sur de Madrid está centrada en el Corazón de Cristo y está concretada en el Cerro de los Ángeles, ante la espectacular imagen de un Corazón de Jesús con los brazos abiertos que parece decirnos que nos atrae a todos en su amor, que nos amó hasta el extremo, que derramó su sangre por nosotros, que entregó su vida por nosotros”, ha dicho.
“La devoción al Corazón de Jesús, al misterio del Corazón de Jesús, nos habla de las mismas entrañas de misericordia de Dios, de la razón más profunda de su encarnación. Tanto amó Dios al mundo que envió a su hijo para que el mundo se salve por él. Y ese amor llegó hasta las últimas consecuencias, llegó hasta la entrega de la propia vida”.
García Beltrán asegura que “por eso esa entrega se convierte en el signo, en el medio, en el fundamento de nuestra salvación” y “por eso mirar a Cristo en la cruz, mirar a Cristo en sus llagas, en su costado abierto de donde emana el agua y la sangre, los signos de los sacramentos, el signo de la Iglesia, nos invita a todos por una parte a mirar al Señor y a dejarnos mirar por él". Por otra parte, "a dejarnos que él nos atraiga y también a mirarlo a él, porque en él está la fuente de nuestra salvación”, añade.
Puede parecer que sería un absurdo, pero es bueno recordarnos, sin Cristo no hay salvación. El centro de la vida cristiana es Cristo, porque muchas veces con buena intención podemos construirnos una vida cristiana, pero sin Cristo, sin la referencia de Cristo, de su evangelio, de su palabra, de su estilo, de sus gestos. Cristo es el que marca todo, porque sin él no podemos hacer nada”.
En este sentido, también subraya que “sin Cristo no podemos caminar, sin Cristo no somos la Iglesia que necesita el mundo y que necesita los corazones”. Por eso, ”vivir con pasión esta espiritualidad del amor encarnado, del amor que se expresa en el corazón humano del Señor, del amor que se entrega, es también un modelo de vida, un estilo de vida que nosotros tenemos que seguir y del que cada día tenemos que aprender”.
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