03/09/2025. Ahora que usted, querido lector, está leyendo estás páginas, a septiembre le quedarán pocos días para finalizar, o quizá ya lo haya hecho. Atrás quedará el recuerdo de esas vacaciones de verano que han pasado, como solemos decir, demasiado rápido, sin apenas saborearlas. A estas alturas quizá ya se haya hecho de nuevo a la rutina, o quizá no y se esté tirando de los pelos. Según los expertos, el llamado "Síndrome postvacacional" afecta en España al 60% de los trabajadores. Un tiempo que se puede prolongar incluso durante 2-3 meses si no se pone remedio.
Para Javier Segura, delegado de Enseñanza de la diócesis, las familias tienen muchas papeletas para vivir este tiempo de la vuelta al cole con ciertas dificultades. En su opinión es muy importante "planificar bien las actividades y el estudio de tus hijos" ya que "un buen horario ayuda a organizar la vida". Sobre esto, también recomienda "no llenar todo de actividades extraescolares y dejar espacio para que los hijos jueguen libremente" puesto que "eso también es educativo", afirma. En pleno debate sobre el uso de las pantallas en los centros escolares, Segura pone el acento en el tiempo que utilizan los móviles en casa: "es bueno que las familias hagan propósito de utilizar menos el móvil y los ordenadores para estar más tiempo juntos. ¡Hay que reconquistar nuestro espacio!", exclama.
Por último, también propone "hacer excursiones en familia a lugares interesantes, principalmente en la naturaleza" así como "cenar siempre que se pueda con los hijos para poder contar y escuchar lo que les ha pasado durante la jornada". "Seguro que los padres aprenden muchas cosas y se facilita la comunicación para el futuro", concluye.
Mª Isabel Jiménez López es psicóloga, con amplia experiencia en el área infanto-juvenil y psicología educativa. Ella cree que "iniciar el curso siempre implica un proceso de transición". "Venimos de semanas de descanso, flexibilidad y ocio, y de repente se nos pide disciplina, organización y entrega. Es normal que esto genere cansancio o resistencia". En este sentido, "hay que tener claro que el ser humano necesita tiempos de adaptación; no podemos exigirnos estar al 100% desde el primer día". Y la fe, ¿qué papel juega en todo esto? "Desde la fe —asegura la experta— el inicio del curso es también un "tiempo de gracia". Cada curso trae nuevas oportunidades que Dios nos regala: relaciones por cuidar, aprendizajes que adquirir, retos que nos ayudan a crecer". Y en todo esto, es necesario "recordar que no estamos solos, que el Señor camina con nosotros" por lo que "hay que cambiar la mirada: el curso no es una carga, sino un camino que podemos recorrer con esperanza", sostiene.
El estrés que se experimenta en este tiempo "puede vivirse también como una ocasión para ofrecer a Dios el sacrificio de retomar lo cotidiano. San Josemaría hablaba de la "santidad en lo ordinario": ahí, en la oficina, en el aula, en la cocina, es donde Dios nos espera", dice Jiménez López.
Retos a los que enfrentarse
La psicóloga señala principalmente cinco retos: los cambios bruscos de horarios; la sobrecarga de responsabilidades; ansiedad anticipatoria; desequilibrio en la vida personal y familiar, y las comparaciones que generan presión social. "Esa sensación de 'no voy a poder con todo' o de tener la agenda demasiado apretada, el que en medio de tanto correr se resiente el tiempo de calidad en casa o la vida espiritual, o el ver a otros "padres organizados" o compañeros que parecen llevarlo todo perfecto, puede generarnos frustración", asegura. "Son desafíos que pueden afrontarse con organización y humildad. Como católico uno no puede olvidar que lo más importante es la fuerza de la gracia de Dios", subraya. Por tanto, "el inicio de curso es exigente, pero también una ocasión de crecimiento humano y espiritual. Si lo vivimos con paciencia, realismo y confianza en Dios, no solo lograremos adaptarnos, sino que saldremos fortalecidos como personas y como familias", sostiene Mª Isabel Jiménez López.
Jesús Ángel Pindado, profesor del colegio Luis Vives de Parla coincide en la importancia de anticiparse y "hablar con nuestros hijos sobre cómo es esta etapa, sin olvidarse a las pocas semanas de haber empezado". "También es muy importante escuchar para dar espacio a sus dudas, miedos o expectativas: debemos mostrar interés, preguntarles cómo se sienten y valorar sus logros", dice Pindado. Por último, "hay que transmitir seguridad porque los cambios generan nervios, pero también ilusión; si los adultos los vemos como una oportunidad, ellos también lo harán".
(Publicado originalmente en el número de septiembre de la revista 'Padre de Todos').
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