31/10/2025. La capilla del Colegio y Seminario Menor ‘La Inmaculada y San Dámaso’ de la diócesis ha acogido la Misa de toma de posesión de su nuevo rector, el sacerdote Eliert Jerez.
El centro, ubicado en Rozas de Puerto Real, recibió a numerosas personas que quisieron participar en la celebración presidida por el obispo de Getafe, Mons. Ginés García Beltrán, y concelebrada entre otros por el Vicario General y moderador de la Curia, Javier Mairata.
También estuvo presente el claustro de profesores, otros empleados del centro escolar, así como los seminaristas menores, el director espiritual y el formador. Además, quisieron acompañar al nuevo rector algunas autoridades de Rozas, de Villaviciosa de Odón y de Pinto.
“Hoy celebramos un continuo, hoy no empezamos nada nuevo, sino que nos insertamos en un río de gracia en el que ha vivido este Seminario desde su comienzo. Como sabéis este Seminario comenzó siendo el seminario de verano de aquellos años de la posguerra española que hicieron todas las diócesis, era el seminario de verano de la diócesis de Madrid, única diócesis en toda la comunidad autónoma. Cuando se segregan Getafe y Alcalá, éste comienza a ser el Seminario menor de nuestra diócesis. Desde ese momento, rectores, formadores, alumnos, personal, muchos han pasado por aquí”, dijo el obispo al inicio de su homilía.
Después de agradecer a los distintos rectores su labor al frente del mismo, comentó las lecturas del día porque “siempre viene a iluminar todas las circunstancias de la vida, la vida, la muerte, el sufrimiento, el gozo”. "La Palabra del Dios es esa luz, ese bálsamo que viene a dar una visión nueva a lo que celebramos y también, no solo a los acontecimientos personales, sino también a estos momentos”, señaló.
Mons. Ginés García Beltrán explicó que "a Jesús hay que amarle con el corazón que yo tengo, con el corazón que lo quiere y lo dice de corazón” aunque “muchas veces le falla, con el corazón que muchas veces ha traicionado, con el corazón que muchas veces no ha estado a la altura, ‘pero Señor, en mi debilidad yo te quiero, en mi debilidad yo te amo’”.
“Sólo de este amor débil al Señor es de donde podemos amar a los demás, reconociendo nuestra propia debilidad, reconociendo que yo no voy a ser la guinda del pastel de nada, que yo no empiezo nada y conmigo se va a terminar nada, sino que yo vengo a incorporarme en una preciosa tradición, con mayúsculas, donde yo tengo que hacer que los chicos de este Seminario, de este Colegio, que sus profesores y todo el personal también reconozca su debilidad y a pesar de eso amen al Señor”.
“Vamos a confiar en el Señor, el Señor lo sabe todo, el Señor conoce nuestro corazón”, dijo para proseguir: “Vivimos en un mundo donde yo estoy convencido que el mayor drama del mundo contemporáneo es la falta de confianza. Si no, que cada uno se pregunte, ¿Yo en quién confío? Y llega un momento en que, por las circunstancias, por las heridas, por lo que vemos, por lo que escuchamos, yo no confío en nadie. Y aquí viene el drama, cuando en tu corazón no hay confianza, no hay fe, porque la confianza es la raíz de la fe, y si falla la confianza, falla la fe”.
“No estamos solos, el Señor viene con nosotros, el Señor está en esta empresa formativa, educativa de nuestro Seminario menor”, dijo el prelado. “Venimos a construir personas, venimos a hacer que estos jóvenes que han sido puestos a nuestro cuidado crezcan como verdaderos hombres, moldeando no solo su mente, sino también su corazón, y que delante de Dios puedan ver lo que Dios quiere de cada uno de nosotros”.
“Lo más importante –concluyó Ginés García Beltrán– es que los que vengan aquí salgan siendo más humanos, y ojalá también que más cristianos, y si el Señor llama a algunos a seguirlo en el sacerdocio ministerial, bendito sea”.
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