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En el marco de la visita pastoral que el obispo diocesano y su auxiliar están realizando en el arciprestazgo de Aranjuez, el pasado jueves 23 de marzo, D. José María Avendaño se trasladó a  la residencia ‘Santiago Rusiñol’ de la Comunidad de Madrid para compartir la jornada con los mayores y presidir la Eucaristía.

El prelado fue recibido por la directora, Amparo Fernández, y por el capellán, Ángel Tomás Linares, con quienes mantuvo una cordial y afectuosa conversación después de firmar en el libro de autoridades. 

Acabada la reunión, en la que pudo de conocer las características y necesidades específicas de la residencia, especialmente en el ámbito religioso, y tras saludar a otros miembros del equipo de gestión, D. José María visitó el Centro de Día y los talleres ocupacionales, interesándose por las actividades que estaban haciendo. 

Posteriormente se encontró con los residentes con mayor grado de dependencia y con aquellos que regularmente solicitan la Comunión, dialogando con ellos e informándose sobre su estado.

Tras la completa visita a la residencia, Avendaño comió con una representación de las mujeres que conforman la Asociación de Amas de Casa de Aranjuez. A la comida asistieron también la alcaldesa de la Real Villa y Sitio, María José Martínez, acompañada por un concejal y la responsable de medios de comunicación del consistorio.

La visita pastoral concluyó por la tarde con la Eucaristía, que estuvo acompañada musicalmente por las voces de la coral de la Asociación de Amas de Casa de Aranjuez y en la que más de ochenta ancianos recibieron de manos del obispo el sacramento de la Unción de Enfermos.

D. José María en la homilía quiso agradecer la labor de la dirección, el capellán, los voluntarios y los trabajadores de la Residencia “que atienden y ayudan a 460 personas” cada día.

También dio las gracias “por el testimonio de los mayores. Por su vida de entrega, sacrificio, sufrimiento y amor a sus familias, en medio de las vicisitudes de la vida” y, recordando las palabras de San Juan Pablo II, expresó que “el mayor es una perla preciosa en medio de la sociedad”.

“Nuestros mayores guardan en su corazón experiencias que la sociedad no podrá encontrar en las nuevas tecnologías” subrayó.

Quiso destacar también el valor de la Eucaristía, que se celebra cada día en el centro y “donde los residentes y trabajadores pueden encontrar la fuerza para vivir con Cristo esta etapa de la vida”.

“Dios os quiere” remarcó, y añadió “os pueden faltar las fuerzas pero eso os lleva a uniros más a Dios que es amor hasta el extremo”.

El prelado insistió también en la necesidad de escuchar a nuestros mayores, y hacer que “no se sientan excluidos ni rechazados”, añadiendo “por dónde camina un anciano hay que besar el suelo. Vosotros sois testigos creíbles de Cristo en medio del camino de la vida”.

Encomendando el cuidado de los mayores a la patrona de Aranjuez, Nuestra Señora de las Angustias, terminó la celebración y la festiva jornada.