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13/03/2024. La Parroquia Nuestra Señora del Pilar (Valdemoro) acogió el pasado viernes 8 de marzo, el encuentro mensual de oración (OCEO) que reúne a los jóvenes diocesanos con el obispo D. Ginés García Beltrán. 

En esta ocasión, al celebrarse en el tiempo de Cuaresma, los jóvenes de la Parroquia anfitriona organizaron un Viacrucis en el que participaron todas las realidades del arciprestazgo de Valdemoro.

El Santo en torno al cual se organizaba el encuentro era San Juan de Dios, cuya festividad se celebraba ese 8 de marzo, y el tema era la justicia. Por ello, los jóvenes ofrecieron cada estación por una injusticia poniendo una vela a los pies de Cristo. 

En la undécima estación, cuando Jesús muere en la Cruz, se apagaron todas las luces, dejando solo un foco que iluminaba el Cristo. En ésta, el encargado de la meditación fue D. Ginés. 

El prelado habló a la juventud asistente sobre el pecado, subrayando que, a veces, “estamos muy a gusto en él”. 

También les recordó que Jesús murió en la cruz por todos: “en la cruz tendríamos que haber estado nosotros, pero has querido estar Tú para salvarnos, para darnos vida eterna”. 

Una vez terminado el Viacrucis, rezaron una oración por el ‘Año de Gracia’ que se le ha concedido a esta parroquia con motivo del 25 aniversario de su fundación y D. Ginés destapó una placa conmemorativa. 

Después de la OCEO los jóvenes pasaron a disfrutar de lo que llaman “el tercer tiempo”, que es un tiempo de compartir con los demás mientras toman algo. 

Los jóvenes de la parroquia del Pilar habían pedido ayuda al resto de feligreses para que cada uno trajera algo de comida (al ser viernes de Cuaresma, que no llevase carne). Mucha gente colaboró y trajeron muchas cosas y muy variadas, incluso comida casera, lo que hizo que este tercer tiempo fuera mucho más especial y que también pudieran ver al Señor en los demás. 

Destaca Carlota Hernández, una de las jóvenes organizadoras de la OCEO en Valdemoro que, aunque ha estado en otros muchos encuentros de oración, éste lo ha vivido de manera “diferente” al ser miembro de la organización y tener que estar pendiente de todo: “ha sido una bendición”. 

“Es un honor que la OCEO se celebre en tu parroquia, es como acoger a los jóvenes de la diócesis en tu propia casa. Además, puedes invitar a amigos y familia que no sabían cómo era una OCEO. Por ejemplo, en mi caso, vinieron mis padres y se emocionaron al ver a tantos jóvenes reunidos un viernes por la tarde para rezar por injusticias de otras personas” añade. 

“También viví la oración a través de los demás, yo no lo veía en el momento, pero hablando con la gente en el tercer tiempo, es cuando vi que a la gente le había gustado la oración y, mucho más importante, que les había permitido tener un encuentro con Cristo. He vivido este OCEO desde el servicio a los demás y ahí he tenido mi acercamiento al Señor”.