La Basílica del Sagrado Corazón de Jesús será el lugar de encuentro los fieles diocesanos el próximo sábado 31 de mayo a las 10.30 horas, con motivo de la celebración del Jubileo del Mayor y de los Enfermos, presidido por el obispo auxiliar de la diócesis, Mons. José María Avendaño Perea.

Bajo el lema 'Peregrinos de la Esperanza', esta convocatoria especial se enmarca dentro del Año Santo Jubilar promovido por el Papa Francisco, y está dirigida a todos los mayores y enfermos de la diócesis. La jornada ha sido organizada por la Delegación de Pastoral de la Salud, en colaboración con la Pastoral del Mayor, con el objetivo de ofrecer una ocasión de gracia, consuelo y encuentro para aquellos que más lo necesitan.

En una carta pastoral dirigida a los fieles, Mons. Avendaño recuerda que esta iniciativa nace del deseo de acompañar a quienes, por diversas circunstancias, no pueden participar físicamente del jubileo en Roma. “Siguiendo una antigua, y venerada tradición, el Santo Padre Francisco […] nos convocó a vivir un Año Santo Jubilar”, explica el obispo auxiliar, recordando la intención del Papa Francisco de acercar la esperanza cristiana a todos, especialmente a los más vulnerables.

Citando la bula de convocatoria Spes non confundit (la esperanza no defrauda, Rm 5,5), Mons. Avendaño resalta cómo el Papa quiso tener “una solicitud pastoral hacia quienes no podrán acudir a la Sede de Pedro […] entre ellos, los enfermos e impedidos; los mayores y ancianos; los abuelos y abuelas”.

La carta también recoge palabras del Santo Padre que destacan la importancia del acompañamiento y del cariño hacia los enfermos: “Que se ofrezcan signos de esperanza a los enfermos que están en sus casas o en los hospitales. […] Las obras de misericordia son igualmente obras de esperanza”. Igualmente, subraya la necesidad de “una atención inclusiva hacia cuantos, hallándose en condiciones de vida particularmente difíciles, experimentan la propia debilidad”, y reconoce la labor de quienes cuidan de ellos como “un himno a la dignidad humana, un canto de esperanza”.

En relación con los mayores, el Papa —y con él, el obispo auxiliar— invita a la comunidad a valorar su presencia y sabiduría: “Signos de esperanza merecen los ancianos que, a menudo, experimentan soledad y sentimientos de abandono. […] Dirijo un recuerdo particular a los abuelos y a las abuelas, que representan la transmisión de la fe y la sabiduría de la vida a las generaciones más jóvenes”.

Mons. Avendaño concluye su carta animando a todos a participar y a facilitar la asistencia de quienes tengan dificultades: “Pedimos a la Trinidad Santa que nos ilumine y nos dé fuerzas para vivirlo […] Os animo a asistir, y a facilitar la asistencia de los que tengan dificultades para desplazarse: Dios nos lo paga generosamente”.

Con este encuentro, la diócesis desea ser fiel al llamado de la Iglesia de cuidar a sus miembros más frágiles, reconociéndolos no solo como destinatarios de consuelo, sino como auténticos “peregrinos de esperanza” y testigos vivos del Evangelio.