¡Hola familia querida!, nos encontramos nuevamente para seguir dialogando en la fe con san Juan Pablo II, quien nos decía en el programa anterior que “Tanto el Estado como la Iglesia, cada uno en su propio campo y con sus propios medios, están al servicio de la vocación personal y social del hombre”.  Hoy le preguntamos ¿Cuál es la relación entre cultura, ciencia y Dios? Le escuchamos:
 
“A lo largo de los siglos, la Iglesia ha vivido en alianza con las letras, las artes y las ciencias; esta asociación ha sido y es recíprocamente fecunda, y está llamada a seguir siendo fuente de creatividad y vitalidad intelectual en el futuro.
 
Es una necesidad apremiante, ya que la decadencia humana y el progresivo agotamiento cultural que se notan en nuestra época, coinciden en gran parte con los sistemas filosóficos que pretenden hacer del hombre un rival de Dios, orientan al individuo y a la sociedad por caminos que alejan de Aquel que es la causa de su existencia y el término final de todo afán verdaderamente humano.
 
La verdadera cultura es, pues, instrumento de acercamiento y participación, de comprensión y solidaridad. Por eso, el auténtico hombre de cultura tiende siempre a unir, no a dividir; no crea barreras, difunde entendimiento y concordia; le mueve el deseo de abrir nuevos cauces a la creatividad y al progreso.
 
Quien alienta ese afán en su quehacer cultural ha de plantearse los interrogantes más profundos del hombre; esto es, el sentido último de la existencia y el modo de vida verdaderamente adecuado a ese fin. Si falta ese compromiso moral, no se llegaría a ser un verdadero hombre de cultura, porque se quedaría en el formalismo, la neutralidad; en una palabra, en la decadencia cultural.
 
¿Qué es cultura? Es cultura aquello que impulsa al hombre a respetar más a sus semejantes, a ocupar mejor su tiempo libre, a trabajar con un sentido más humano, a gozar de la belleza y amar a su Creador. La cultura gana en calidad, cuando contribuye a vivir armoniosamente, toda la constelación de los valores humanos.
 
Sembrad, con la cultura, gérmenes de humanidad; gérmenes que crezcan, se desarrollen y hagan robustas a las nuevas generaciones. Trabajad en el mundo de la cultura con un sentido de trascendencia, porque Dios es la Suma Verdad, la Suma Belleza, el Sumo Bien y con la labor científica y artística, se puede dar gloria al Creador y preparar así el encuentro con Dios Salvador.
 
Hasta aquí sus palabras amigas que resuenan desde la eternidad hacia lo más profundo de nuestro corazón. “Trabajad en el mundo de la cultura con un sentido de trascendencia, porque Dios es la Suma Verdad, la Suma Belleza, el Sumo Bien”. Nos encomendamos a tu intercesión querido papa santo y nos encontramos la semana que viene para seguir dialogando contigo en la fe: san Juan Pablo II. ¡Bendiciones!