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Oportunidad · La pandemia nos regala este año la ocasión de recobrar el significado del acontecimiento del nacimiento del Señor

“Dar y recibir amor y, sobre todo, renovar nuestra fe”. Con estas sencillas palabras define la Navidad Manuela Duque, Manolita para sus amigos, feligresa de Villaviciosa de Odón. Debido a su situación familiar y a la pandemia, ella pasará sola el 24 y el 25 de diciembre, pero es “un pequeño sacrificio” que servirá para preparar su corazón para el nacimiento del Señor. Manolita dice que no va a dejar de celebrar la Navidad a pesar de la soledad, porque sabe que es “el acontecimiento más grande de la historia de la humanidad” y sólo necesita “al Señor a su lado”. Ella ha entendido, en la sencillez de su corazón, el verdadero significado de la Navidad, al igual que Pablo Fernández López-Peláez, capellán en el Hospital Rey Juan Carlos (Móstoles), que pasará estas fechas también solo, pero trabajando y “llevando la paz, la alegría y el amor del nacimiento de Cristo a los enfermos”. “Estoy alegre porque Dios me da la oportunidad de renovar mi misión y mi vocación sacerdotal,ya que me ordené justo un 24 de diciembre”, explica emocionado este presbítero diocesano, quien recuerda que “no importa el número de personas que nos sentemos a la mesa estos días”, porque, “hace 2.000 años, en el portal de Belén no había más que tres, en soledad, pero mirando hacia la eternidad”.

Como la Sagrada Familia “Con la situación que estamos viviendo, estas Navidades nos acercan, más que nunca, a la verdadera y única Navidad que vivió la Sagrada Familia”, señala Pablo Fernández. Como afirma el sacerdote, la pandemia, a pesar del dolor provocado durante el año, nos ofrece la oportunidad para recuperar el verdadero sentido de la Navidad, alejado de los adornos, las luces o las grandes cenas, “pero poniendo el Belén en nuestras casas, preparando una posada para esta familia en nuestros corazones y sintiéndonos parte de esa historia de amor”.

Este tiempo que estamos viviendo nos invita a mirar el ejemplo de la Sagrada Familia de Nazaret y a aprender de María el significado de la maternidad, la entrega desinteresada, el amor, la humildad y la valentía; y de San José –a quien la Iglesia va a dedicar el año 2021–, la paternidad, la paciencia, la confianza, la perseverancia o el silencio. Quizá no lleguemos a su altura, pero tenemos aún unos días de Adviento para prepararnos para el nacimiento del Señor con la oración, la reconciliación y los gestos de misericordia. El amor es lo único que cuanto más se da, más crece, decía Antoine de Saint Exupery, autor de El principito. Por eso, al multiplicar nuestras obras de misericordia, veremos cómo el amor va también creciendo en nuestros corazones y, cuando Jesús llegue, estará todo preparado. Feliz Navidad.