ORDENACIÓN DE PRESBÍTEROS Y DIÁCONOS
LUNES 12 DE OCTUBRE, A LAS 18.00 HORAS, CERRO DE LOS ÁNGELES

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El obispo diocesano, D. Ginés García Beltrán, ordenará sacerdotes a Daniel González, Juan Luis Luengo, Mateusz Tabaka, Víctor Marmolejo y el asuncionista Benjamín Manzanza el próximo lunes 12 de octubre -Fiesta de la Virgen del Pilar- a las 18.00 horas, en la Basílica del Sagrado Corazón, en el Cerro de los Ángeles.

La celebración será transmitida por el canal diocesano de Youtube: WWW.YOUTUBE.COM/GETAFEDIOCESIS.

En la misma celebración Alfonso Chico y Fernando Segura serán ordenados diáconos, un ministerio que les consagra al servicio de Cristo y de su pueblo.

Todos están expectantes ante el gran momento “agradecidos a Dios por la elección que ha hecho sobre ellos, su fidelidad y su amor”.

Los futuros presbíteros

Daniel González, diácono de 27 años y natural de Alcorcón, fue madurando su fe y su llamada en la Parroquia la Inmaculada de esta localidad, acompañado de amigos, sacerdotes y el grupo de Renovación Carismática.

Su ordenación “es la constatación de que Dios es fiel, cumple sus promesas, y que su misericordia es muy grande, por elegirme, llamarme y quererme como sacerdote”. Está destinado en la Parroquia San Esteban Protomártir (Fuenlabrada).

Juan Luis Luengo, nació en Talavera de la Reina (Toledo) y se encontró con el Señor en el Colegio Seminario de Rozas de Puerto Real, aunque su llamada definitiva surgió de una corta experiencia en el Seminario Mayor. Para él “el sacerdocio es el comienzo de una nueva etapa muy marcada por el sacramento; supone una nueva forma de ser y estar en medio del pueblo de Dios, como servidor suyo, acercando la misericordia y la bondad de Dios a todos los hombres, especialmente a los más heridos en el cuerpo o en el espíritu, y buscando siempre la gloria de Dios”.

Desde las lejanas tierras de Polonia (Lancut) llegó Mateusz Tabaka. Este joven nacido en 1986, fue madurando su fe en la Parroquia Dulce Nombre de la Bienaventurada Virgen María en Czarna, donde a la edad de 14 años sintió que Dios le llamaba al sacerdocio. Después de una serie de vicisitudes en su país de origen, el Señor le llamó a continuar su camino sacerdotal en la comunidad religiosa de los Hermanos del Amor Misericordioso, en Getafe. Con ellos, el 12 de octubre de 2017 se ordenó diácono. Después se dio cuenta de que su vocación no era religiosa sino diocesana y desde 2018 ejerce su ministerio diaconal en la Parroquia San Esteban Protomártir (Fuenlabrada).

Este paso al sacerdocio supone para él una entrega más profunda y “asemejarme más a Cristo”. “Nosotros estamos llamados a perder la vida para que la Iglesia pueda tener vida en plenitud”, subraya este futuro presbítero.

Desde aún más lejos llegó a Getafe Víctor Marmolejo. Nacido en Colombia, este diácono de 44 años lleva la mitad de su vida en España. El Señor cambió sus planes profesionales como publicista y le llamó a la vida sacerdotal. Está muy contento de ser ordenado sacerdote “ya que mi mayor ilusión es poder compartir lo más grande y bello que tenemos, nuestro amor por Aquél que por nosotros se entregó en la Cruz y que podemos recibir en la Eucaristía, Jesucristo, el Señor”.

A estos cuatro diáconos se une el religioso asuncionista Benjamín Manzanza, nacido en 1985 en el Congo (Kenge) y que actualmente desempeña su labor pastoral en la Parroquia Santa Teresa del Niño Jesús (Leganés). Gracias a los grupos de Acción Católica llegó a comprender la vocación a la que estaba llamado y ofrecerse a su servicio. Su ordenación es un motivo de alegría “ser ordenado el día de la fiesta de la Virgen del Pilar es una manifestación de su presencia en mi vida”.

“Pienso que su intercesión ante su Hijo me ayudará a la llevar a cabo la misión que la Iglesia me encomienda” destaca Benjamín.

Diáconos al servicio de Cristo y de su Iglesia

En la misma ceremonia Alfonso Chico y Fernando Segura serán ordenados como diáconos, un ministerio que les consagra al servicio de Cristo y de su pueblo.

Para Alfonso Chico, joven de 31 años, mexicano de origen, pero getafense de adopción, éste es un gran paso “y una gran alegría, pues puedo constatar cómo Dios es fiel. Me consagro a Dios que es equiparable a contraer matrimonio; es decir, un compromiso de unicidad y exclusividad del corazón para Dios”.

Para Fernando Segura, que llegó hasta Pozuelo de Alarcón proveniente de Jaén, el diaconado supone la culminación de un camino que se ha forjado siempre al lado del Señor. Para este seminarista de 34 años el paso que va a dar “supone una renuncia al mundo y a todo lo mundano y la entrega total al Señor. El diaconado es un servicio que le presto al Señor para que haga y deshaga lo que desee”.