La nueva encíclica del Papa Francisco, Fratelli tutti

sobre la fraternidad y la amistad social

‘Fratelli tutti’ es el título de la nueva encíclica que el 3 de octubre ha firmado el santo Padre Francisco y que está dedicada, como se lee en el subtítulo, a la ‘fraternidad’ y a la ‘amistad social’.

Está dirigida a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, más allá de toda condición, y propone el ejercicio de una fraternidad abierta a todos que permita construir un mundo nuevo.

Sus páginas quieren ser “un humilde aporte a la reflexión para que, frente a diversas y actuales formas de eliminar o de ignorar a otros, seamos capaces de reaccionar con un nuevo sueño de fraternidad y de amistad social que no se quede en las palabras”.

Inspirada en san Francisco de Asís, que “sembró paz por todas partes y caminó cerca de los pobres, de los abandonados, de los enfermos, de los descartados, de los últimos”, el Papa Francisco nos invita a en esta encíclica a vivir «una fraternidad abierta, que permite reconocer, valorar y amar a cada persona más allá de la cercanía física, más allá del lugar del universo donde haya nacido o donde habite».

El Papa ha dividido la encíclica en ocho capítulos. Tras hacer una descripción de la realidad, en la que aparecen la globalización, la pandemia, el descarte mundial, la pérdida de alcance de los derechos humanos, la deshumanización de las fronteras, etc. –sin perder nunca de vista la esperanza– y de poner en el centro de la reflexión la parábola del buen samaritano, invita el Papa a pensar y gestar un mundo abierto, a disponer el corazón a una apertura al mundo entero, plantear una mejor política, practicas el diálogo y la amistad social y trazar caminos de reencuentro. En el último capítulo se centra en las religiones, puestas al servicio de la fraternidad en el mundo.

La encíclica finaliza, como es habitual, con una oración –dos, en este caso–: una oración al Creador y una oración cristiana ecuménica. «Impúlsanos –ora el Papa– a crear sociedades más sanas y un mundo más digno, sin hambre, sin pobreza, sin violencia, sin guerras. Que nuestro corazón se abra a todos los pueblos y naciones de la tierra, para reconocer el bien y la belleza que sembraste en cada uno, para estrechar lazos de unidad, de proyectos comunes, de esperanzas compartidas».

Descargar encíclica.