ORDENACIONES EN LA DIÓCESIS DE GETAFE
Basílica del Sagrado Corazón de Jesús
12 DE OCTUBRE

El obispo D. Ginés García Beltrán presidirá la ordenación de presbíteros de Alfonso Chico y Fernando Segura, el martes 12 de octubre -fiesta de la Virgen del Pilar y 30 aniversario de la Diócesis de Getafe- en la Basílica del Sagrado Corazón, en el Cerro de los Ángeles. El prelado estará acompañado por el Coro diocesano.

La ceremonia se podrá seguir en directo a través del canal diocesano de youtube: https://www.youtube.com/user/getafediocesis

LOS FUTUROS PRESBÍTEROS

Los dos futuros presbíteros recibieron la llamada del Señor en momentos y circunstancias distintas de la vida. Ellos habían marcado su propio futuro de manera diferente a lo que el Señor había previsto para ellos, en el mundo de la empresa o con la mirada puesta en la formación de una familia, pero Dios les ha llamado a su servicio como futuros sacerdotes.

Alfonso Chico, de 31 años y origen mexicano aunque getafense de adopción, se encontró con la llamada del señor al sacerdocio mientras realizaba un máster en Derechos Humanos en  la Universidad Carlos III de Madrid.

A partir de ahí, su formación en el Seminario de Getafe fue consolidando su vocación hasta llegar primero a ser diácono al servicio de Cristo y de su Iglesia y ahora al sacerdocio, paso que dará el próximo 12 de octubre.

Alfonso destaca que a lo largo de todo su camino ha ido constando “la fidelidad de Dios”. El año pasado adquirió con su diaconado “un compromiso de unicidad y exclusividad del corazón para Dios” y ahora espera su sacerdocio “con mucha alegría”.

“Para mí el paso al sacerdocio supone constatar en mi vida el amor eterno e inmenso, el amor incomprensible, el amor sin límites ni fin que Dios me tiene” destaca Chico, y añade: “mi mayor deseo es  que Él viva en mí y yo en Él, para que juntos llevemos almas al Padre”.

Fernando Segura llegó a Pozuelo de Alarcón (Madrid) a los cuatro años proveniente de su Jaén natal.

Después de licenciarse en Administración y Dirección de Empresas y de participar en algún retiro de Emaús, decidió dar el sí definitivo al sacerdocio.

El año pasado se ordenó de diácono y para este seminarista de 35 años, ese paso supuso “una renuncia al mundo y a todo lo mundano y la entrega total al Señor”.

Señala Fernando que Dios, con su infinita bondad, ha realizado esta elección sobre él “y es una alegría inmensa ser servidor de Jesucristo e instrumento de Dios para derramar su Misericordia”.

A pesar de considerarse un pecador con mil fallos sabe que “lo importante es que la obra es de Dios y Él sí que es perfecto y todopoderoso”.

“Yo solo tengo que ser dócil al Espíritu Santo y fiel a Dios hasta en lo más mínimo. ¿Cómo? Confiando en Dios que todo lo puede y siendo humilde para admitir mis limitaciones y la grandeza de Dios” explica Fernando.

“Para mí el sacerdocio lo es todo, porque es el camino que Dios ha marcado para mí, para vivir al doscientos por cien, para vivir en plenitud, para saciar mi anhelo más profundo de felicidad, de hacer algo por los demás que merezca realmente la pena, de hacer algo para la eternidad” exclama convencido este futuro presbítero.

Fernando declara emocionado: “solo puedo decir que es una alegría sin comparación ser de Dios, ser de Jesucristo y vivir por y para Él, por y para las almas, por y para los demás. Solo se puede ser feliz en esta vida haciendo felices a los demás”.