Es 15 de Mayo de 2008, son las 5 de la mañana y suena el despertador. Aunque apenas he dormido, me levanto y me dispongo a prepararme para mi esperado viaje en el que me reencontraré con mi Virgen.
Hoy para algunos será un día cualquiera, un día más en sus vidas, pero para mí no, ya que nuevamente un año más tengo una cita con unos enfermos que llenos de ilusión iniciarán su peregrinación hacia el Santuario de Lourdes, en Francia. Este año de 2008 será para mí un año muy especial. De un lado, porque con él se cumplen 28 años que peregrino con los enfermos, y de otro, porque que celebraremos el 150 aniversario de las apariciones de la Virgen a Bernardette. También es un año muy emotivo para mí porque celebramos las Bodas de Oro de mi Hospitalidad, que lleva 50 años peregrinando con enfermos a Lourdes con todo el fervor y el entusiasmo posible.
¡Cuántos momentos preciosos e intensos, cuántas vivencias maravillosas, cuántos buenos y malos ratos pasados, cuántas lágrimas derramadas, cuánto regocijo y júbilo para que los enfermos sean felices!, y con ello lograr que puedan asumir su enfermedad y disminuir su dolor, para que puedan ser felices, y con su felicidad lograr la nuestra... Por todo lo que he vivido junto a mi equipo y contigo, que ha sido maravilloso, debo de darte las gracias a ti, Madre.
La primera vez que peregriné a Lourdes, era una enferma más, y al llegar y ver tanta enfermedad y tanto dolor, sentí que era egoísta porque ¿qué era lo mío ante tanto Cristo viviente?. Desde ese instante algo sentí dentro de mi corazón y le dije a esa Madre de la Gruta: "Madre, mientras tú quieras me tendrás junto a ti todos los años de mi vida", y por ello, nuevamente estoy aquí. Tengo tantas vivencias de mis 28 años peregrinando para estar junto a ti Madre, y todas tan significativas y emotivas... que necesitaría demasiado papel y horas para poder transmitir todo lo vivido en este maravilloso Camino de Amor y Esperanza que es Lourdes. Una de las vivencias más hermosas para mis amigos y amigas y especialmente para mí que recuerdo de este año 2008, es el haber podido realizar todos juntos la visita de los lugares donde vivió Bernardette, y ganar el jubileo reviviendo su pobreza y sencillez, su bautismo, su 11 Comunión... con razón la Virgen la escogió a ella y le dijo que fuera a beber a la fuente y a lavarse en ella. En esa agua que limpia, que quita la sed y que sana, y que nos hace ser más generosos y menos egoístas al pensar en el enfermo antes que en nosotros mismos.
Otra de las experiencias que me emocionan es la Procesión de Antorchas, porque esa luz de las velas es el reflejo de la luz de Cristo que ilumina mi camino, y el de todos, para que no tropiece. También me impresiona mucho la Procesión del Santísimo bendiciéndonos a todos, pero sobre todo a los enfermos. Para mí todo está cimentado en esa Roca a los pies de la Madre de la Gruta, donde surgen a flor de piel los sentimientos más bellos. Es donde se llora y se ríe, donde se reza y se pide por todos, sin acordarte de pedir por ti, pues la Madre sabe lo que necesitamos. Este 2008, de una forma muy especial, una persona a que estimo mucho y que no se encuentra del todo bien, me ha hecho meditar acerca de que debemos tener siempre la maleta preparada, pues no sabemos ni el día ni la hora del Viaje. El billete le tenemos sacado desde que nacemos pero no sabemos cuando llegará el tren. Otro aspecto llamativo para mí, y que se repite año tras año, es cuando regreso de Lourdes y me preguntan que si ha habido algún milagro, a lo que yo siempre respondo: "¿Qué clase de milagro?, porque para mí en Lourdes siempre suceden milagros, y es la aceptación del enfermo de su enfermedad después de haber renegado de Dios, el darse cuenta de que Él no tiene la culpa y que siempre está ahí para ayudarnos". Como cada año, llega el momento de regresar a Madrid, y le vuelvo a decir a la Madre de la Gruta: "Hasta el año que viene si tú quieres, Madre. Volveré a hacer este Camino de Amor y de Esperanza con mis amigos y enfermos queridos para volver a decirte:
Llegué a la Gruta, hablé con Ella feliz encuentro, Bendita seas guía mis pasos en noche negra sin ti tropiezo dame tu mano, me apoyo en ella Madre radiante Bendita seas lloro contigo, tú me consuelas no te merezco, aquí me tienes para que cumplas con mis servicios tus mil promesasMª del Carmen García López Dama Hospitalaria