foroestaparaweb El colegio Divina Pastora de Getafe acogió el sábado 6 de febrero las actividades con las que la Diócesis clausuró el Año de la Vida Consagrada, convocado por el papa Francisco a finales de 2014 con el objetivo de “construir una gran historia”.
Para hacer balance de todo lo que ha supuesto este año recién terminado, se desarrolló en el colegio el II Foro de Vida Consagrada, donde intervinieron tanto laicos como consagrados que aportaron sus opiniones sobre distintos aspectos de esta materia.
Moderados por el periodista y sacerdote salesiano Javier Valiente, en la mesa principal del Foro participaron  Elisa Sánchez, Hospitalaria del Sagrado Corazón;  Paloma Fernández, directora del Departamento de Prensa del Obispado de Getafe, catequista y laica; Miguel Ángel Oliveras, sacerdote  salesiano y psicólogo; José Beltrán, laico director de la revista Vida Nueva, y  Julián Lozano, sacerdote, periodista y delegado de Medios de Comunicación de la Diócesis de Getafe. Juntos abordaron cómo se viven los temas del evangelio, la profecía y la esperanza en la vida consagrada. 
Bajo el lema ‘Corazones que desean algo grande’, los participantes hicieron hincapié, entre otros asuntos, en que la vida consagrada es esperanza. Como se dijo en el acto, “es mirar al futuro, que la palabra no se quede aquí”.
Paloma Fernández y José Beltrán dieron su visión sobre cómo los laicos ven a los consagrados, y coincidieron en que, ante los cambios estructurales que sufre el mundo, se necesita conocer por experiencia en qué consiste la vida religiosa.  “Los consagrados tienen que abrir las casas cerradas, para replantearse ser vida significativa”, afirmó José.
Debido a la crisis de vocaciones, “debemos plantearnos quiénes somos y transmitir una mirada positiva; buscar la forma de acoger a los que están alejados de la fe”, dijo el sacerdote Julián Lozano.
Los religiosos Miguel Ángel Oliveras y Elisa Sánchez explicaron que los consagrados han de ser “profetas del Evangelio y una llamada a lo que hay que ser dentro de la Iglesia”. 
Durante el Foro, se debatió también sobre los retos que se les presentan a los consagrados, como son salvar las fronteras entre las diócesis y las congregaciones y acercarse a los jóvenes, y estar más disponibles, sin miedo a responder a la llamada de Dios. Como se dijo, la clave está en “ser de Cristo, genuinos y fieles para abrazar el mundo”.
Justo antes de la celebración de la mesa redonda, el obispo diocesano Joaquín María López de Andújar inauguró, junto a la presidenta de Confer Getafe, la hermana Ana Dignoes Hija de la Caridad, la exposición ‘Qué bueno caminar contigo’, una muestra que tiene por objetivo dar a conocer al público las labores diarias de la vida consagrada.
Esta exposición se distribuyó en cuatro espacios dedicados a los pasos de la vida: seguimiento, para evocar un camino, el de la vida de Cristo y de los consagrados; vida fraterna, inspirándose en la figura de la Trinidad Misericordiosa, modelo de la vida en común, y misión-carisma, pues la vida religiosa está llamada a ser expresión de amor de Dios en el mundo.
Tras una cena fraterna preparada por Confer, se repartieron los premios a los ganadores del concurso de cortometrajes ‘3 minutos para vivir’. Los vídeos fueron elaborados por alumnos de colegios y parroquias.  Los primeros clasificados, con el corto titulado ‘Consagración original’ fueron  Nuria Horcajuelo y Jesús Montero, de la Parroquia Divino Pastor de Móstoles.
Los segundos, con el corto ‘Tres minutos para vivir’ fueron Carla Cortina, Silvia Díaz, Sara Rodríguez, Carmen Escobar y Gabriel Martín, del Colegio de los Padres Escolapios de Getafe y el tercer puesto fue para Laura Muñoz y Sara Fernández también de los Escolapios, con ‘qué les dirías en 20 segundos’.
La jornada terminó con un ameno concierto de música cristiana a cargo de varios grupos de estilos distintos, que pusieron de manifiesto con su actuación la diversidad y riqueza de carismas en la Iglesia.
El broche final a este Año, en el que ha quedado patente la importancia de que “los consagrados sean espacio de comunidad y fraternidad abiertos al mundo, ahondando en la esencia del ser humano desde la sencillez”, lo puso el martes 9 de febrero el obispo auxiliar, José Rico Pavés, que presidió una eucaristía de acción de gracias.