despedidadosestaweb Cientos de feligreses de la Parroquia Inmaculada Concepción, en Alcorcón, acompañaron al sacerdote diocesano D. Carlos Dorado el pasado 19 de junio en la eucaristía en la que éste se despidió tras dos años como párroco.
D. Carlos no quiso decir adiós sin antes dar las gracias por el tiempo que ha pasado en La Inmaculada. De sus dos años como párroco afirma haber visto a Dios “reflejado en cada uno de los fieles”.

 

Como muestra de agradecimiento, la comunidad parroquial quiso regalar a D. Carlos una cámara para que siga plasmando con sus imágenes de la naturaleza el gran regalo de Dios a los hombres, pues la fotografía es una de las grandes aficiones de este sacerdote.
D. Carlos Dorado llegó a La Inmaculada en septiembre de 2014, tras la marcha de D. José Ramón Velasco, el anterior párroco. Ahora deja la parroquia para seguir ejerciendo su ministerio a partir de septiembre de 2016 como sacerdote en la Parroquia Nuestra Señora de la Saleta, en Alcorcón, donde ayudará en las tareas pastorales a D. José Antonio Medina y a D. Juan Miguel Rodríguez, párroco y vicario parroquial, respectivamente.
El nuevo párroco de La Inmaculada Concepción, que se incorporará el próximo curso, será D. Francisco Cañadas, hasta ahora rector del Seminario Menor de Rozas de Puerto Real.
En su homilía de despedida, D. Carlos habló de la cruz. Explicó que sólo con ella podemos llegar al cielo.
“Cargar con la cruz significa que no puedes salvarte si no es con Cristo. También significa asumir nuestra debilidad y aceptarla”, afirmó.
El sufrimiento, dijo, nos une a Cristo y construye el camino a la santidad, y para ello “tenemos que saber tomar la responsabilidad de estar unidos a Cristo en la vida”.
A la ceremonia asistieron miembros de los distintos carismas presentes en La Inmaculada, que, como D. Carlos expresó, “son los que enriquecen la Iglesia”: la Renovación Carismática, el Camino Neocatecumenal, Acción Católica, Ultreya y la Comunidad del Emmanuel, junto a los miembros del Consejo Pastoral.