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Unos 4.000 fieles de Villa del Prado participaron el pasado 22 de abril, Lunes de Pascua, en los actos del Día de la Caridad, jornada festiva en la que se celebró la eucaristía, se repartieron los panes o ‘caridades’ típicos entre la población y se construyeron castillos humanos en honor de la Virgen de la Poveda.

La celebración eucarística, presidida por el párroco de la localidad, Rafael del Rosal, destacó por su carácter alegre y fraternal. 

El padre Rafael agradeció en su homilía la devoción de los pradeños a la Virgen y recordó también los días de la pasión, muerte y resurrección vividos durante la Semana Santa.

El párroco se centró, sobre todo, en el momento del encuentro del resucitado con la Virgen. 

“En el Corazón de Cristo hallamos siempre a María, y en el corazón de María está siempre Cristo. Fruto de ese encuentro surgen ‘las caridades’ (los panecillos que se bendicen y entregan al pueblo), como signo de que también nosotros somos testigos del encuentro y de que queremos hacer partícipes de ese gozo de la resurrección a todos los demás”, explicó el sacerdote.

El padre Rafael recordó a las víctimas de los atentados de Sri Lanka e hizo una llamada a los cristianos a crear y a dar vida. “Estamos llamados a ser testigos de la resurrección de Cristo ante los demás, y a ponernos al servicio de Dios para dar la vida, no para quitarla”, afirmó.

Al término de la misa fueron repartidos miles de panecillos y, después, los pradeños más jóvenes construyeron un castillo humano en honor de la Virgen de la Poveda, mostrando su devoción de esta peculiar manera. 

Como marca la tradición, el castillo se formó dentro de la ermita, al pie de la Virgen de la Poveda, caminó para salir por la puerta norte, avanzó por el exterior y entró de nuevo por la puerta este, hasta llegar al lugar del comienzo. 

Durante todo el recorrido, se entonaron canciones a la Virgen.