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Más de 300 jóvenes diocesanos respondieron a la convocatoria de la Delegación diocesana de Juventud y participaron en la peregrinación a Loyola el pasado fin de semana del 25 al 27 de febrero.

Acompañados por el vicario episcopal de Apostolado Seglar, Jaime Bertodano, que presidió las celebraciones eucarísticas; por el delegado y subdelegado de Juventud, Gabriel Muñoz y Miguel Luengo; por el rector del Seminario Menor, Miguel Díaz, y por varios  sacerdotes, los jóvenes pudieron vivir unas intensas jornadas de convivencia, oración, amistad, formación y reconciliación a través del Sacramento de la Penitencia. Pudieron obtener la indulgencia plenaria tanto en el Santuario de Loyola como en la Catedral de Burgos.

En el marco del Año Sinodal esta peregrinación que llevaba por lema 'Se puso en camino y fue a casa de su padre' “ha sido una oportunidad de hacer visible la comunión de la Iglesia en la que avanzamos unidos y una ocasión para que los jóvenes vean que no están solos en la fe y experimenten la alegría de ser cristianos. Todo ello contando con el gran testimonio de san Ignacio de Loyola de cuya conversión se cumplen ahora 500 años”, han explicado desde la Delegación.

En el transcurso de la peregrinación han podido visitar Pamplona, Zumárraga, Loyola y Burgos, cubriendo a pie la distancia de 20 kilómetros entre Zumárraga y Loyola y que les ha permitido también disfrutar de las maravillas de la creación.

Entre los peregrinos se encontraba Ismael Peralta, un joven de 17 años que nació con espina bífida, y que cubrió los 20 km ayudado por las muletas que le han acompañado toda la vida. Sus compañeros de peregrinación  le ovacionaron en la Basílica de san Ignacio  

El itinerario espiritual propuesto partía del texto de la parábola del hijo pródigo (Lc 15) recordando cómo los jóvenes de hoy tienen necesidad de volver a la casa del Padre.

En el  Santuario de Loyola celebraron juntos la Eucaristía. En la homilía, el rector del Seminario Menor, D. Miguel Díaz, subrayó cómo en San Ignacio, al igual que en los peregrinos hay un camino "de las herida a la llaga". 

“Las heridas del corazón del hombre y del joven de hoy le pueden servir a Dios como puerta de acceso para buscar y encontrar el corazón de Cristo” destacó el sacerdote.

Los peregrinos también pudieron disfrutar del testimonio de un joven matrimonio, Javier Robledano y Patricia García, que han participado en múltiples ocasiones en las peregrinaciones y actividades organizadas por la Delegación de Juventud y que compartieron cómo su pertenencia a la Iglesia les ha ayudado a  vivir su noviazgo cristianamente dentro de la Diócesis, en su parroquia y con otros jóvenes. Javier y Patricia estaban acompañados de su hijo Juan, de un año, y de Marcos, aún en el seno de su madre  

Uno de los momentos principales de la peregrinación fue la visita a la casa natal de san Ignacio de Loyola, donde el santo estuvo convaleciente durante nueve meses y donde aconteció su encuentro con Dios. “Aquí se entregó a Dios Íñigo de Loyola” es la inscripción que aparece en la actual capilla de la conversión.

En el camino de regreso también tuvieron tiempo para visitar la Catedral de Burgos, pasar por su Puerta Santa y lucrar la indulgencia plenaria  por el  Año Jubilar concedido por la Santa Sede a la Archidiócesis de Burgos con motivo del VIII Centenario de la colocación de la primera piedra de su Seo.

Allí celebraron la misa dominical, presidida por el vicario de Apostolado Seglar, Jaime Bertodano, que en su predicación recordó cómo los santos (como san Ignacio, que postrado mira hacia arriba) y las obras de los hombres de fe en la historia (como la catedral de Burgos con las agujas de sus torres) “nos invitan a poner la mirada en el cielo”. 

“Los jóvenes de nuestro tiempo también tenemos la necesidad de alzar la mirada a Dios. No podemos sacar a Dios que es el ‘Principio y Fundamento’ nuestras vidas y pensar que la vida se sostiene sin Él. Por eso, cualquiera que sea el momento de nuestra vida en que nos encontremos, ambiguos en la fe, heridos, postrados o en camino, siempre estamos necesitados de mirar al Cielo y poner la confianza en Cristo para poder mirar de un modo nuevo a los hermanos” remarcó Bertodano a los jóvenes peregrinos justo antes de regresar a la Diócesis de Getafe.