17/05/2025. Cinco seminaristas del Seminario Mayor Nuestra Señora de los Apóstoles han sido instituidos en los Ministerios de Acólito y Lector en la parroquia San Carlos Borromeo de Villanueva de la Cañada, en una celebración presidida por el obispo, Mons. Ginés García Beltrán.
“Esta celebración nos invita a reflexionar sobre la vocación cristiana y el servicio que cada uno de nosotros está llamado a ofrecer en la Iglesia”, ha comenzado diciendo en la homilía ante una iglesia abarrotada de familiares y amigos de los seminaristas.
Sobre los ministerios que poco después iban a recibir los seminaristas, el obispo explicó que “al ser instituidos como lectores, se les confía el anuncio de la Palabra, la proclamación clara y fiel de los textos sagrados, para que la comunidad pueda escuchar y meditar el mensaje de Dios. Su tarea no consiste solo en leer, sino en preparar su corazón para que esa Palabra transforme su vida y la de quienes la escuchan”.
“Cada vez que un lector anuncia la Escritura, está participando en esta alabanza, ayudando a la comunidad a reconocer la presencia viva de Dios en la historia”.
Sin embargo, “esta proclamación exige preparación, oración y un profundo amor por la Sagrada Escritura”. Por ello, “os exhorto a que este ministerio sea para vosotros una escuela de encuentro con la Palabra, una oportunidad para crecer en vuestra relación con Dios y para hacer de su mensaje un testimonio en vuestra propia vida”, ha dicho García Beltrán.
El ministerio de acólito
Además, se ha conferido el ministerio del acólito, “que tiene una relación estrecha con el misterio eucarístico”. Como acólitos, “vuestra tarea es asistir en el altar, cuidar con reverencia los signos sagrados y colaborar en la celebración del misterio eucarístico”.
“No es un simple servicio litúrgico, sino un ministerio de cercanía con Cristo, un privilegio que os invita a profundizar en vuestro amor por la Eucaristía. Que cada gesto que realicéis en el altar sea expresión de vuestra fe y testimonio del amor que Dios tiene por su pueblo”, ha pedido.
Sobre la vocación y la pastoral vocacional, ha señalado que “nace y se fortalece en el amor, pues quien se siente amado por Dios es capaz de responder con generosidad a su llamado”. “La pastoral vocacional no puede ser simplemente una estructura o un programa dentro de la Iglesia, sino una verdadera escuela de discernimiento que ayude a cada joven a preguntarse en oración qué quiere Dios de su vida, qué espera de él, qué misión le confía en el mundo”.
“La vocación no es un destino impuesto, sino un camino de encuentro con el Señor. Por eso, es fundamental que los jóvenes pidan con sinceridad la luz y la fuerza necesarias para decir ‘sí”’ sin miedo, para abrir su corazón a la posibilidad de una entrega total a Cristo y a su pueblo”, ha dicho.
El obispo de Getafe añadió: “Este camino vocacional no se recorre en soledad; requiere el apoyo de la comunidad. Las familias, las parroquias, los colegios, cada cristiano deben tomar en serio esta propuesta vocacional, no solo por la necesidad de nuevos ministros en la Iglesia, sino porque es parte de la realización del plan amoroso de Dios en cada persona”.
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