23/06/2025. El obispo de Getafe, Mons. Ginés García Beltrán, presidió la Eucaristía en la solemnidad del Corpus Christi en la tarde del domingo 22 de junio, en la Catedral Santa María Magdalena, y la posterior procesión por las calles de la localidad.
Estuvo acompañado por una veintena de sacerdotes, entre los que se encontraba el clero parroquial y delegados de distintas áreas pastorales. Asistieron también varias autoridades civiles y militares, así como un gran número de niños vestidos con sus trajes de Primera Comunión, que después precedieron a la Custodia arrojando pétalos de flores a su paso.
En su homilía, el obispo recordó que “la solemnidad del Corpus Christi nos invita a contemplar, adorar y vivir la Eucaristía como fuente de comunión, de caridad y de esperanza”. Citando el Evangelio de la multiplicación de los panes, el obispo destacó que Jesús “no despide a la multitud hambrienta, sino que les dice a sus discípulos: ‘Dadles vosotros de comer’”, un gesto que es “un signo profético de lo que será la Eucaristía: el pan partido que sacia el hambre más profunda del ser humano”.
Mencionando a San Agustín, recordó que “quien recibe el Cuerpo de Cristo no puede seguir siendo el mismo”.
García Beltrán hizo una llamada a la acción, señalando que “la Eucaristía nos compromete con los pobres, con los que sufren, con los que están solos” y que “no podemos adorar al Señor en el sagrario y pasar de largo ante su rostro doliente en la calle”.
Destacó también que “la Eucaristía es sacramento de unidad y de paz” y frente a los conflictos que azotan el mundo, propuso “la Eucaristía como bálsamo para las heridas del mundo, y un camino distinto a los enfrentamientos que solo traerán sangre y división”. “La paz no se consigue por la fuerza, sino por el amor”, afirmó.
En referencia al Día de la Caridad, que también se celebra junto con el Corpus, el obispo subrayó el lema de este año “Mientras haya personas, hay esperanza”, y que esa esperanza “se alimenta en cada Eucaristía”. Recordó que “el amor no se guarda, se reparte. Que la vida no se acumula, se entrega. Que la fe no se encierra, se comparte”.
Mons. Ginés agradeció especialmente la labor de Cáritas, que “hace presente el amor de Cristo por los más vulnerables” a través de “cada gesto de acogida, en cada alimento compartido, en cada acompañamiento silencioso”. Invitó a todos a sumarse a esta “gran obra de misericordia” y a colaborar con “esta Iglesia de la caridad, que no deja a nadie atrás”.
Al concluir, el obispo recordó que “nuestra Catedral, en esta solemnidad, se convierte en un gran cenáculo donde Cristo vuelve a decirnos: ‘Esto es mi Cuerpo, que se entrega por vosotros’”, y que nuestra respuesta debe ser “un ‘Amén’ de vida: siendo pan partido para los demás”.
Finalmente, Mons. Ginés evocó de nuevo a San Agustín: “Sed lo que recibís, y recibid lo que sois: el Cuerpo de Cristo”, enfatizando que la Eucaristía “nos une entre nosotros. Nos hace Iglesia. Nos hace comunidad. Nos hace hermanos”.
Por eso, al salir en procesión, “no lo hacemos como una costumbre piadosa más, sino como testigos de un Dios que camina con su pueblo, que no se queda encerrado en los templos, sino que sale al encuentro de todos, que quiere bendecir nuestras casas, nuestras plazas, nuestras heridas”.
Pidió que esta solemnidad “nos renueve en la fe eucarística, nos despierte del letargo espiritual y nos impulse a vivir con alegría el mandamiento del amor. Que cada comunión sea un envío. Que cada adoración sea una transformación. Que cada misa sea un compromiso”, y concluyó invocando a María, “mujer eucarística”, para que nos enseñe “a acoger, a guardar y a entregar a Jesús con la misma ternura con la que lo llevó en su seno”.
Después de la celebración tuvo lugar la procesión y la posterior bendición que cerró el acto. Antes de terminar, el obispo agradeció el esfuerzo, la participación y la presencia de todos los que se encontraban acompañando al Señor esa tarde.
Calles engalanadas en toda la diócesis
Tanto en Getafe, como el resto de los municipios que componen la diócesis de Getafe, las calles fueron engalanadas con altares, flores y balconeras para recibir el paso de la Custodia con el Santísimo; en muchos casos también acompañada de alguna representación del Ejército y de la banda de música municipal.
El obispo presidió también la Eucaristía y la procesión en Aranjuez, en la mañana del domingo; el auxiliar, Mons. José María Avendaño, presidió la celebración y la posterior procesión del Corpus en Móstoles por la tarde; Javier Mairata, el vicario general y moderador de Curia, se trasladó hasta Alcorcón y el canciller secretario, Francisco Armenteros, hasta Arrroyomolinos.
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