12/10/2025. La Catedral Santa María Magdalena de Getafe ha acogido este domingo 12 de octubre, solemnidad de la Virgen del Pilar, el Jubileo de la Pastoral del Duelo, una jornada especial de gracia y esperanza para los fieles que participan en los grupos de acompañamiento ‘Resurrección’ y otras iniciativas diocesanas vinculadas al duelo.
La celebración ha estado presidida por el obispo diocesano, Mons. Ginés García Beltrán, y concelebrada por varios sacerdotes.
El acto ha comenzado con una monición a cargo de Jorge Megías, delegado diocesano y responsable nacional de esta pastoral, quien ha recordado a los asistentes la posibilidad de ganar la indulgencia plenaria, aplicable tanto para uno mismo como por los difuntos, en este contexto jubilar. Mons. García Beltrán ha profundizado más tarde en este punto, destacando que las indulgencias “no son algo mágico ni automático”, sino que requieren “una actitud del corazón”:
“La indulgencia se gana cuando, junto a lo que manda la Iglesia, nosotros aborrecemos de corazón el pecado”, ha subrayado.
El obispo ha agradecido la labor de los grupos ‘Resurrección’, que actualmente están presentes en más de 15 parroquias de la diócesis, y expresado su deseo de que continúen creciendo: “Suponen un gran bien para todos los que han sufrido la pérdida de un ser querido”.
“La resurrección es certeza, no consuelo abstracto”
Durante su homilía, García Beltrán ha centrado su mensaje en la certeza de la vida eterna como pilar de la fe cristiana, rechazando expresiones ambiguas que minimizan esta verdad: “¿Cómo que ‘allí donde estés’? ¿O que nuestros difuntos ‘viven en nuestra memoria’? Si solo están en nuestra memoria, pobres de nosotros y pobres de ellos”.
Ha recordado con fuerza que “el cielo existe, y no morimos para siempre”, y que creer lo contrario “sería como construir una Iglesia sin techo. Viviríamos a la intemperie”.
“Nuestro Dios no es un Dios de muertos, sino de vivos. Si no creemos en la vida eterna, la muerte se convierte en una losa. Pero esa losa ya está corrida. El sepulcro está vacío, como el de Cristo”, ha añadido.
El prelado ha alentado a los asistentes a vivir el duelo con esperanza y a transformar el dolor por la pérdida en acción de gracias: “Qué bien nos haría, como aquel leproso del Evangelio, pensar en nuestros difuntos y dar gracias por ellos. La resurrección nos recuerda que cada uno de nosotros somos irrepetibles, como hijos únicos delante del Señor”.
El cielo, meta real y destino eterno
En un momento especialmente emotivo, Mons. García Beltrán ha compartido lo que ha significado para él visitar los distintos grupos del duelo: “Si alguien me preguntara qué he recibido de ellos, diría sin dudarlo: la certeza del cielo. Esa certeza es lo más hermoso que podemos transmitir”.
Además, ha invitado a los participantes a salir de la Catedral con una convicción profunda y transformadora: “Fortaleza en la fe, seguridad en la esperanza, constancia en la caridad”.
La celebración ha concluido con la renovación del compromiso de la pastoral del duelo y una oración especial a Santa María, en su advocación del Pilar, por todos los difuntos, para que, como ha dicho el obispo, “nuestra esperanza se sostenga en la verdad de que fuimos creados no para la muerte, sino para la vida”.
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