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19/02/2024. El obispo D. Ginés García Beltrán presidió el pasado domingo 18 de octubre por la tarde, en la Parroquia San Pablo (Getafe), la misa en memoria de D. Luigi Giussani, fundador de Comunión y Liberación, cuando se cumplen 19 años de su fallecimiento.

El prelado estuvo acompañado por el vicario episcopal para la Evangelización y la Transmisión de la fe, Jesús Úbeda; el párroco y arcipreste de Getafe, José Ángel García Botello, y sacerdotes del movimiento.

Además, asistió el responsable de Comunión y Liberación en España, Rafael Gerez, y el diocesano, José Fernández Crespo.

En su homilía, D. Ginés comenzó saludando cordialmente y agradeciendo la presencia de los representantes del movimiento y a los fieles que habían querido celebrar el aniversario en la parroquia getafense: “es una alegría poder celebrar este aniversario con vosotros”.

Quiso también el prelado tener palabras de recuerdo y cariño para el responsable del movimiento recientemente fallecido: “este año es inevitable que en esta celebración del movimiento tengamos muy presente a nuestro querido ‘Carras’ que nos ha dejado para este mundo, pero que vive para Dios desde hace algo más de un mes”.

D. Ginés quiso recordar los momentos que compartió con ‘Carras’, a quien conoció ya en los últimos años, pero “que ha compartido muchos encuentros en la Diócesis”.

“En el encuentro anterior a la celebración -relataba el prelado- comentaba el testimonio que ‘Carras’ dio a un grupo de bachilleres en 2019 sobre el reconocimiento de la presencia del Señor en medio de su vida, en medio de nuestra vida y quisiera recordaros esa expresión de D. Giussani: la fe es reconocer una presencia”. 

“Creo que realmente lo que nos une aquí esta tarde es el reconocimiento de esa presencia, que no es solo histórica, no es una presencia en nuestra mente, o añoranza, sino una presencia real y verdadera” añadió.

“No hay nada más presente y real que el don de la eucaristía. Esto lo aprendí desde pequeño, en la eucaristía está real y verdaderamente presente Jesucristo, esa es la experiencia de don Giussani, una presencia viva, carnal” continuó D. Ginés.

“D. Giussani cuenta que el cristianismo no es fundamentalmente una moral o un modo de oración, una verdad fría a la que me adhiero fríamente. El cristianismo es alguien presente y real (…) Nosotros sabemos que Cristo está presente en nuestra vida” relató.

El obispo también quiso relacionar la figura del fundador de Comunión y Liberación con las lecturas del día, que hablaban del Bautismo y de las tentaciones en el desierto: “el espíritu empuja a Cristo y lo introduce en la historia de la salvación. El desierto es el lugar de la presencia y del encuentro con Dios a lo largo de la historia del pueblo de Israel en distintos momentos”.

“El Espíritu nos lleva al desierto para despojarnos de todo lo que no es Dios y que nos encontremos con Él (…) y después de salir airoso de las tentaciones el Señor comenzó su vida pública y la evangelización” insistió D. Ginés.

“Muchas veces en nuestra evangelización también tenemos tentaciones. Las tentaciones de Cristo son nuestras propias tentaciones. El ser de Cristo lo vivimos en nuestra propia carne. Él va delante en nuestros problemas, dificultades y tentaciones y Él ya ha vencido. Por tanto, en Él tú has vencido” subrayó García Beltrán.

A los miembros de CL el obispo les señaló: “aquí se articulan dos fundamentos muy importantes de vuestro movimiento: por una parte, el reconocimiento de una presencia y por otro la pertenencia a una comunidad, que no es cualquier comunidad de afines sino unida por Él”.

Después de la homilía la celebración prosiguió con la liturgia del primer domingo de Cuaresma.

En referencia a la celebración de este aniversario, el responsable diocesano de CL, José Fernández Crespo, ha declarado que “en la misa por D. Giussani me daba cuenta del factor constitutivo que tiene el carisma para cada uno de nosotros, como comunidad y pueblo. Veo en D. Ginés una paternidad real y una amistad que está labrando el Señor con cada uno de nosotros con él, que nos hace amar cada día más y sentirnos más pertenecientes a la Iglesia diocesana, sin perder nuestra originalidad en el carisma. Un regalo”.