prodigio87dentroLos fieles de la Parroquia San Millán (Moraleja de Enmedio) van a celebrar los días 15 y 16 de julio el 87 aniversario de la consagración de las sagradas formas eucarísticas, que actualmente se conservan incorruptas de forma prodigiosa desde 1936.

El sábado 15 de julio, a las 21.00 horas, se celebrará una misa votiva presidida por el párroco, Rafael de Tomás. A continuación, se rezará el santo Rosario y se expondrá el prodigio para su adoración estableciéndose turnos para la noche.

El domingo 16 julio, festividad de la Virgen del Carmen, a las 11.30 horas, el vicario general moderador de Curia, Javier Mairata, presidirá la misa solemne y a continuación tendrá lugar un ágape fraterno.

A lo largo de estos años la Parroquia San Millán se ha convertido en un lugar de peregrinación al que acuden personas de la Diócesis y de fuera de ella y, explica el párroco que “también se ha visto cómo se consolidaba la fe de la gente del pueblo gracias al prodigio. Ha crecido el amor a Cristo Eucaristía”.

Hasta hoy se han consumido ocho formas de las 24 que había originalmente. Dos de ellas por los anteriores obispos de la Diócesis de Getafe, D. Francisco José Pérez y Fernández Golfín y D. Joaquín María López de Andújar (actual obispo emérito), que atestiguaron que su forma, su tamaño, su textura y su sabor no habían sufrido ningún daño.

La misa del día 16 de julio será transmitida por el canal parroquial de youtube:

https://www.youtube.com/c/ParroquiaSanMill%C3%A1nMoralejadeEnmedio/featured

 

Para más información se puede consultar la web de la parroquia: https://www.smmoraleja.com/

 

 

Historia del prodigio

 

El 16 de julio de 1936, Clemente Díaz Arévalo, párroco de Moraleja de Enmedio, consagró varias formas para dar de comulgar al pueblo en la fiesta del Carmen. Con las que sobraron dio la comunión los días 17 y 18, cuando le obligaron a cerrar el templo. 

El 21 de julio, permitiéndole que celebrara un funeral, aprovechó para sacar a escondidas las formas sobrantes. Guardó en un pequeño copón 24 formas por si tenía que dar la comunión a algún enfermo, pero, por los acontecimientos difíciles del comienzo de la Guerra Civil, tuvo que huir del pueblo y dejó encargadas a las ‘Marías de los Sagrarios’ la custodia de las Sagradas Formas. 

El pueblo se decidió a custodiarlas, adorarlas y defenderlas de cualquier sacrilegio y profanación. Desde entonces, permanecen incorruptas hasta hoy. Todo un regalo que el Señor ha hecho al pueblo de Moraleja.

Las hostias, 24 en un principio, fueron escondidas en un copón primero en casa de Hilaria Sánchez, esposa del secretario municipal, pensando que allí se encontrarían a salvo. Como no era infundado el temor a un registro, días después trasladaron el coponcito al domicilio de Felipa Rodríguez, que lo escondió en una cueva subterránea de la casa. 

Unas dos semanas después se llevaron a la bodega de Isabel Zazo, una feligresa perteneciente a las ‘Marías de los Sagrarios’, donde el copón permaneció más de 70 días enterrado a 30 centímetros de profundidad.

A finales de octubre de 1936, las fuerzas republicanas ordenaron evacuar Moraleja de Enmedio y los vecinos obedecieron, no sin antes desenterrar el pequeño copón. 

Observaron cómo su estado se iba deteriorando debido a la humedad, y como había que evacuar el pueblo, buscaron otro lugar donde esconderlo: en lo alto de una viga, dentro de un roto que la propia viga tenía, en la bodega de la superficie. Cuando pudieron regresar a sus hogares, el coponcito continuaba donde lo habían escondido, aunque lo encontraron completamente oxidado y ante el temor de que las sagradas formas hubieran sufrido algún daño lo abrieron y vieron cómo las 24 formas originales estaban en perfecto estado de conservación.

Las formas fueron trasladadas a otro lugar de la casa y quedaron vigiladas por las mujeres del pueblo.

Quince días más tarde llegaron a Moraleja dos sacerdotes, capellanes castrenses de un tercio de requetés, quienes, informados de la existencia de este prodigio, llevaron las formas en procesión desde la casa hasta la escuela. Celebraron la Eucaristía y comulgaron con dos de ellas comprobando que su sabor seguía siendo bueno cuatro meses después de su consagración. 

Cuando se restauró la Iglesia y habiendo regresado el párroco trasladaron el pequeño copón al Sagrario de la Parroquia. Antes se administró la comunión con una de estas formas a un enfermo. 

El 13 de noviembre de 2013 se cambiaron a un copón de cristal que permite la visualización y adoración de las Sagradas Formas, situado en un expositor encima del Sagrario de la Parroquia. Por las visitas episcopales que tenían que verificar el estado de la Sagradas Formas, se han consumido otras cinco hostias, quedando actualmente 16 de ellas y algún fragmento.