D. Ginés García Beltrán

Biografía y escudo

D Gines

Biografía

S. E. R. Mons. Ginés García Beltrán, nació en Lorca (Murcia), siendo natural de Huércal-Overa (Almería), el día 3 de octubre de 1961. Después de cursar estudios de Enseñanza Media en el Instituto Cura Valera de Huércal-Overa de 1975 a1979, ingresó en el Seminario Conciliar de San Indalecio, de Almería. Cursó estudios eclesiásticos en la Facultad de Teología de la Compañía de Jesús en Granada. Tras obtener la graduación de Bachiller en Teología en 1984, es ordenado sacerdote el 20 de septiembre de 1985.

Licenciado en Derecho Canónico por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma en 1986. En 1987 cursó estudios de Doctorado en Derecho Canónico en la misma Universidad, y especialización en Derecho Matrimonial en la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.

En la diócesis de Almería ha desempeñado los siguientes ministerios:

- Vicario General y Moderador de la Curia de la Diócesis de Almería 1996-2005.
- Párroco en Mojácar (1987-1989), Rioja (1993-1994), Santa María de los Ángeles de Almería (1994-1996), La Cañada (2005-2006) y San Sebastián de Almería (2006-2009), y Capellán de diversas comunidades de religiosas.
- Vicerrector del Seminario, Formador y Director espiritual en los Seminarios Mayor y Menor 1989-1993.
- Defensor del Vínculo y Promotor de Justicia desde 1989-2009.
- Delegado Episcopal en el Colegio Diocesano de San Ildefonso 1991-1994
- Profesor (desde 1990) y Rector en el Instituto Teológico San Indalecio para la formación teológica y pastoral diocesana (1993-1997).
- Jefe de Estudios del Centro de Estudios Eclesiásticos del Seminario Conciliar (1996-2003), Profesor de Teología (1997-2003) y Profesor Ordinario de Derecho Canónico desde 1997 al 2009.
- Profesor de Derecho Canónico y Síntesis Teológica del Instituto Superior de Ciencias Religiosas de Almería 2007-2008.
- Profesor de Religión en diversos Institutos de Enseñanza Media (1989-1994).
- Delegado Episcopal del IV Sínodo Diocesano (1996-1999).
- Arcipreste del arciprestazgo nº. 1 de la Capital almeriense 1994-1996.
- Canónigo Doctoral de la Catedral desde 2003 a 2009.
- Consiliario de los Equipos de Nuestra Señora.
- Juez instructor en la Causa de los Mártires de Almería (2003).
- Representante del Obispado de Almería en Unicaja (2001-2007).
- Miembro del Consejo Presbiteral (1995-2009), Consejo Pastoral Diocesano (1995-2006), Colegio de Consultores (1995-2009), Consejo Diocesano de Asuntos Económicos (2003-2005), Consejo Diocesano de Arte y Patrimonio (1997-2005).

El día 3 de diciembre de 2009, el Papa Benedicto XVI lo nombró Obispo de Guadix, siendo consagrado el 27 de febrero de 2010 en la Plaza de la Constitución de la ciudad accitana.

En la Conferencia Episcopal Española ha sido miembro de la Comisión Episcopal de Patrimonio, desde 2010 a 2014 y de la Comisión Episcopal de Medios de Comunicación Social de la que es Presidente desde 2014, formando parte desde entonces de la Permanente.

Presidente de la Fundación Pablo VI desde 2015 y Consiliario Nacional de la Asociación Católica de Propagandistas desde 2016.

En la Asamblea de Obispos del Sur de España fue el Obispo delegado para los Medios de Comunicación Social.

Desde 2016 es Miembro de la Secretaría para la Comunicación de la Santa Sede.

El día 3 de enero de 2018, el Papa Francisco lo nombró Obispo de Getafe.

Primer saludo a la Diócesis de Getafe


Escudo

Como todos los obispos, y cumpliendo con una memorable tradición, Mons. Ginés García también cuenta con un escudo para que sea imagen de lo que quiere en su misión episcopal. 



Se trata de un escudo en el que hay elementos de su historia personal, pero también de las diócesis de Almería y Guadix, donde respectivamente recibió la ordenación presbiteral y episcopal. 



Así, junto a la Cruz de Jerusalén, imagen de Cristo –en alusión al lema episcopal “para mí la vida es Cristo”- hay una barca en medio del oleaje. La barca está impulsada por una vela en la que está dibujado un Crismón, que representa a Cristo. La barca es la Iglesia, que navega en medio de las dificultades de este mundo, impulsada siempre por Cristo y su Evangelio y, sobre todo, confiada en Él.



Debajo, hay un ánfora con azucenas. Éste es el símbolo de las catedrales de Guadix y de Almería. Y Mons. Ginés recoge con este símbolo –y para siempre- dos realidades importantes en su vida: la catedral de Almería, que representa a la Iglesia en la que nació y creció, también a la vida sacerdotal; y la catedral de Guadix, en la que nace al ministerio episcopal. Las azucenas están sobre fondo rojo, en clara alusión al carácter martirial de las dos diócesis, Guadix y Almería, tanto en la época de los Varones Apostólicos como en la época actual. Este rasgo es común también a la joven diócesis de Getafe. 



Adornan el escudo tres flores de lis, símbolo del apellido Beltrán en la tradición heráldica.



Debajo del escudo, una banda muestra en latín el lema de su pontificado: “para mí la vida es Cristo”, una idea que está muy presente en el escudo y que, aún más, quiere que esté presente en su vida y en el ministerio episcopal que ahora comienza.

Escudo

Nombramiento

López de Andújar y Cánovas del Castillo. 
Nuevo Obispo de Getafe

Su Santidad el Papa Juan Pablo II ha nombrado a D. Joaquín Mª López de Andújar y Cánovas del Castillo, hasta ahora Administrador Diocesano, Obispo Diocesano de Getafe.

Sucede a D. Francisco José Pérez y Fernández-Golfín, fallecido repentinamente el 24 de febrero, hace ahora 8 meses.

Mons. López de Andújar nació en Madrid el 13 de septiembre de 1942. Procede de una familia numerosa profundamente cristiana; su padre era Ingeniero Industrial. Estudió en el Seminario Conciliar de Madrid.

Fue ordenado en Madrid el 30 de noviembre de 1968.

Realizó estudios de Catequética, el Bienio del Instituto Superior de Ciencias Religiosas y Catequética (1982-84) y es licenciado en Derecho por la Universidad Complutense

Su primer encargo pastoral fue en la Parroquia de la Asunción de Nuestra Señora, en Colmenar Viejo, de donde pasó a la Parroquia de Santa María la Mayor de Madrid, como Vicario Parroquial, desde 1969 a 1976.

En 1978, elegido Arcipreste del Arciprestazgo de “S. Roque”, hasta 1984.

Desde 1976 hasta 1984, Párroco de Nuestra Señora de Africa también en Madrid. 

Fue Delegado de Catequesis de la Vicaría VI de Madrid.

En 1984 es nombrado Vicario Episcopal de la Vicaría V de Madrid, donde estuvo hasta la división de la Archidiócesis de Madrid-Alcalá en 1991.

Desde entones es Vicario General de la Diócesis de Getafe.

Colaboró estrechamente con Mons. Pérez y Fernández-Golfín en la organización de la nueva Diócesis, desde 1991 hasta el 2004. En particular ha puesto en marcha el Secretariado Diocesano de Catequesis y la Delegación de Juventud. También ha contribuido a establecer el Centro Diocesano de Teología, donde ha sido profesor de Teología Moral.

Ha coordinado el Plan Diocesano de Pastoral y preside el Consejo de Arciprestes.

Conoce bien, por lo tanto, la Diócesis para la que ahora es nombrado Obispo. Como Obispo Auxiliar y, desde febrero de este año, como Administrador Diocesano ha seguido de cerca la pastoral de la Diócesis y ha asistido habitualmente a las reuniones, celebraciones, encuentros que se organizan en las parroquias, grupos, asociaciones de fieles, etc. Sabe apreciar y aprovechar el potencial de vida cristiana que hay en todas las Instituciones de la Iglesia, como manifestación de comunión y cauce de evangelización.

Ha predicado numerosas tandas de ejercicios espirituales a todo tipo de personas, fundamentalmente a sacerdotes, en diversos puntos de España.

La Diócesis de Getafe cumplió el pasado 12 de octubre el XIII Aniversario.

La Diócesis se extiende por el sur de Madrid; con una población en torno al 1.200.000 habitantes, en 49 municipios. 

La Diócesis cuenta con unos 300 sacerdotes, de ellos 8 ordenados el pasado día 12, y 14 diáconos, ordenados el día 10 de este mes.

Hay, en la Diócesis, 119 parroquias.

La lectura del nombramiento ha sido hoy, 29 de octubre,  a las 11 de la mañana, en la sede del Obispado de Getafe.

Después de la lectura del nombramiento, el ya Obispo de Getafe, dió gracias en primer lugar por el don del sacerdocio y del ministerio episcopal “ que ha sido siempre para mí un motivo de gozo y de mucha plenitud humana”. Dió gracias luego a todos los que hasta ahora han colaborado con él y le han ayudado.

Manifestó que asumía este encargo con un sentido de responsabilidad.

Recordó que aunque la Diócesis no cuenta con muchos recursos materiales, sí cuenta con un gran  patrimonio espiritual.

Dijo de los sacerdotes que “están trabajando muy unidos, cono mucho sentido apostólico y con un gran sentido a su fidelidad y misión evangelizadora”. 

Recordó que ya han salido más de 80 sacerdotes del Seminario diocesano y que en este momento se preparan también en torno a los 80.

Se refirió por último a las comunidades religiosas, a las contemplativas y, muy especialmente al gran potencial de jóvenes que hay en la Diócesis.

Hizo especial mención del trabajo realizado por el Vicario General, D. Antonio Domínguez, durante el período de sede vacante.

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Saludo del nuevo obispo auxiliar de Getafe Mons. José Rico Pavés

SALUDO DEL NUEVO OBISPO AUXILIAR DE GETAFE
MONS. JOSÉ RICO PAVÉS
21 de septiembre de 2012

En vos confío. Acudir a este Santuario es renovar la confianza en el Amor de Cristo que todo lo puede. A los pies de esta emblemática imagen del Sagrado Corazón de Jesús, celebrando la fiesta del apóstol san Mateo, la Iglesia diocesana de Getafe recibe en mi persona a un nuevo obispo auxiliar. Como estrecho colaborador del obispo diocesano, la Iglesia me encomienda ser, de forma plena, amor del Corazón de Cristo para todos. Permitidme, pues, que mis primeras palabras como obispo sean una oración confiada a Jesucristo, Principio y Fin, Señor de todos, cuyo Corazón traspasado por nuestra salvación es el símbolo del amor infinito que Él tiene al Padre y a cada uno de nosotros.

Queridos don Joaquín, Sres. Cardenales y obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, personas consagradas, fieles laicos; muy dignas autoridades civiles y militares: representantes de la Comunidad de Madrid, alcaldes y miembros de las corporaciones municipales de la diócesis de Getafe y de Toledo, autoridades del Ejercito, de la Guardia Civil y de la Policía Nacional, autoridades académicas de las Universidades que tenésis sedes en esta diócesis, hermanos todos en el Señor.

Sepan todos que nuestro Dios es Amor. Cuando la Iglesia se dispone a entrar en el Año de la fe, convocado por Benedicto XVI, las palabras de san Juan de Ávila que han inspirado el mensaje de los obispos españoles con motivo de su próxima declaración como Doctor de la Iglesia, deseo que inspiren también mis palabras de agradecimiento en esta tarde. En el conocimiento de esta Verdad está la vida; para proclamar esta Verdad hemos sido enviados. Pero, ¿cómo conseguir que todos, creyentes y no creyentes, lleguen a saber que Dios es Amor? Dejadme que os proponga tres caminos, a través de los cuales expresar mi gratitud en este día: primero, mirar el momento presente con esperanza; segundo, descubrir en el encuentro con Cristo la fuente de la alegría plena; y tercero, no olvidar la fuerza de las lágrimas.

Mirar el momento presente con esperanza

La esperanza es como ancla del alma, recuerda la Carta a los Hebreos, que en medio de las dificultades de este mundo nos permite caminar firmes hacia los bienes eternos. Cuando comuniqué a mis padres que el Papa me había nombrado obispo auxiliar de Getafe, reaccionaron con alegría y, casi con idénticas palabras, manifestaron en seguida su preocupación: No son tiempos para ser obispo, me dijeron. En su preocupación reconozco la solicitud de unos padres que sienten como propias las inquietudes de sus hijos: se alegran con sus alegrías, sufren con sus sufrimientos, y prefieren para ellos el bien exento de todo riesgo. Quizás entonces no lo sabían, pero una vez más, con su reacción me han enseñado a responder con generosidad al Señor. La alegría por un bien que se manifiesta, no debe ocultar la gravedad de la responsabilidad que entraña. Mirar con esperanza el momento presente requiere aprender continuamente del corazón de unos buenos padres. Con corazón de padre y madre deseo abrazar de modo especial a
quienes sufren de manera angustiosa las penurias materiales y morales de la actual situación de crisis. En un momento como el actual, que Benedicto XVI ha calificado “de profunda crisis de fe”, la esperanza que viene de lo alto me lleva a reconocer el poder del Amor de Dios, que es siempre más fuerte que las crisis de los hombres. Hoy reconozco este amor en quienes me acompañáis en esta celebración o lo hacéis unidos desde la oración. Me presento ante vosotros de una manera nueva: al mostrarme como obispo bien sabéis que estoy revestido de vuestro afecto. Doy gracias a Dios por todos vosotros que me demostráis a diario la belleza de vivir en la comunión de la Iglesia. Gracias a Dios por mis padres y mi familia, iglesia de casa, donde he despertado a la fe y he crecido compartiendo la alegría de creer. Gracias a la Asociación privada de fieles Acys, de la diócesis de Granada, donde comencé las tareas apostólicas hasta que el Señor me llamó a seguirle unido a Él como sacerdote; a los padres jesuitas Javier
Rodríguez Molero y Cándio Pozo. Gracias a mi queridísima diócesis de Toledo. No me cansaré de repetir que a ella debo todo en mi vida sacerdotal. Gracias a sus fieles laicos y consagrados, que me sostienen con su afecto y oración, especialmente los de las parroquias de Ntra. Sra. de la Purificación, en Nambroca, y de Santo Tomé, en Toledo. Gratitud muy especial a los seminaristas de Toledo, a mis hermanos sacerdotes, a los arzobispos titulares y a sus obispos auxiliares, desde el Cardenal Don Marcelo, hasta Don Braulio, pasando por los cardenales Don Francisco Álvarez y Don Antonio Cañizares. Como ya dije el día que se hizo público mi nombramiento episcopal, ruego al Señor que me conceda ser digno obispo de Don Marcelo, en cuya escuela deseo seguir aprendiendo. Gracias también a quien de forma inmerecida me ha regalado en la Iglesia
su amistad fraterna y sacerdotal; a los centros académicos de Toledo, Roma, Madrid y Barcelona donde he compartido el gozo de servir a la fe del Pueblo de Dios desde la labor teológica. Mi agradecimiento a cuantos trabajan en la Casa de la Iglesia, sede de la Conferencia Episcopal Española, espacio privilegiado para fortalecer los vínculos de la comunión eclesial colaborando con personas admirables. Permitidme que recuerde en esta tarde a dos de ellas cuya compañía experimento desde el Cielo: la Hermana Julita y el sacerdote José Luis Moreno. Gracias, en fin, a la que desde ahora considero ya mi diócesis de Getafe: a don Joaquín, que con bondad extrema, me ha acogido como padre y hermano; a cuantos han preparado con esmero cada uno de los detalles de esta celebración; al coro diocesano, a los maestros de ceremonia; a las consagradas de los monasterios de clausura y de vida activa de esta diócesis, que me regalan el bien
inmerecido de su vida de oración y entrega al Señor. La gratitud se convierte en
compromiso al recordar que nuestro obispo nos ha convocado a una Gran Misión
Diocesana, con motivo del 25 aniversario de la creación de la Diócesis de Getafe.
Pidamos al Señor que derrame su copiosa bendición sobre nuestra Diócesis, para que llenos de amor por el hombre, con la antorcha de Cristo en la mano, impulsemos con decisión la nueva evangelización.

El segundo camino que os propongo para que todos sepan que Dios es amor, es el camino del encuentro con Jesucristo como fuente de alegría plena. Urgidos por el Santo Padre a descubrir de nuevo la alegría de creer y el entusiasmo de comunicar la fe, ruego a Dios nuestro Padre que me conceda, por el don del Espíritu Santo, poner en el centro de mi futuro ministerio episcopal las palabras de su Hijo Jesucristo: Os he hablado de esto para que mi alegría esté vosotros (ut gaudium meum in vobis) y vuestra alegría llegue a plenitud (Jn 15, 11). Puesto que la alegría brota espontánea en quien se sabe sostenido por el Amor más grande, os ruego que pidáis al Señor que me conceda, con mis palabras, pensamientos y afectos llevar a otros al encuentro con Cristo, de modo que viva mi nuevo ministerio episcopal como servidor de vuestra alegría (2 Co 1, 24).

El tercer camino, finalmente, que os propongo –el poder de las lágrimas- pasa por recordar una experiencia personal. Como bien sabéis, hoy empieza para mí el colegio, episcopal, sí, pero colegio. Cuenta mi madre que mi primer día de colegio no me quejé, me separé de ella dejándome llevar hasta el aula; no dije nada, pero por mi mejilla corrió una lágrima. Desde aquella lágrima ha pasado ya mucho tiempo. Ahora mi madre la Iglesia me introduce en otro colegio, el de los obispos, sucesores de los apóstoles. En esta tarde me rodean con su afecto y oración, los presentes y los ausentes, mis nuevos hermanos, “maestros y compañeros de clase”, a quienes dirijo de forma muy especial más gratitud de la que sé expresar. Permitidme que recuerde en esta tarde al muy querido Don Eugenio Romero Pose, cuyo amor alegre a la Iglesia quiero tener siempre
como referente. Durante los años de trabajo en la Conferencia Episcopal he sido objeto de vuestras continuas atenciones y de bondadosa paciencia. Os ruego en esta tarde que sigáis teniendo paciencia conmigo, que me acojáis en vuestro colegio y que me ayudéis a compartir las cargas. De aquella lágrima del primer día de colegio, pido al Señor con vosotros que me conceda lágrimas en favor de las almas. En un hermoso texto que el Obispo de La Calzada - Logroño me ha regalado con su felicitación, leo el consejo de san Juan de Ávila a un nuevo obispo antes de ocupar su sede: “Aprenda vuestra señoría a ser mendigo delante del Señor y a importunarle mucho, presentándole su peligro y el de sus ovejas; y, si verdaderamente se supiere llorar a sí y a ellas, el Señor, que es piadoso –No llores (Lc 7, 13)-, le resucitará su hijo muerto, porque, como a Cristo costaron sangre las almas, han de costar al prelado lágrimas” (Carta 177, Obras Completas IV, 589). Dichoso el obispo que al final de sus días puede hacer suyas las palabras de san Gregorio Nacianceno: “Me recogeré todo en Dios. Ya no me afectarán las lenguas humanas más que ráfagas de viento. Estoy cansado de las voces del que me denigra o del que me enaltece más de lo debido. Busco la soledad, un lugar inaccesible al mal, donde con una mente unificada busque a mi Dios y aliviar mi senectud con la dulce esperanza del cielo. ¿Qué le dejaré a la Iglesia? ¡Le dejaré mis lágrimas! Dirijo mis pensamientos a la morada que no conoce el ocaso, a mi amada Trinidad, única luz, de la cual la sola sombra oscura ahora me conmueve” (San Gregorio Nacianceno, Poemata de se ipso, XI: PG 37, 1154-1155).

Muy querido don Joaquín, queridos sacerdotes, personas consagradas y fieles seglares de la diócesis de Getafe, ayudadme a ser vuestro obispo auxiliar. A todos digo desde ahora, con las palabras que inspiraron el ministerio ejemplar del primer obispo de esta diócesis, Don Francisco José Pérez y Fernández Golfín: Muy gustosamente me gastaré y me dejaré desgastar por vuestras almas (2 Co 12, 15).

Confío el inicio de mi ministerio episcopal a la poderosa intercesión de la Bienaventurada Virgen María, Nuestra Señora de los Ángeles, de quien quiero ser su esclavo, y al auxilio de Santa Maravillas de Jesús, de San Benito Menni y de los Beatos Mª. Ángeles de san José, Faustino Míguez y Jacinto Hoyuelos.

Que el Señor os bendiga.


Cartas pastorales

La Conferencia Episcopal Española ha lanzado la campaña de apoyo a la matriculación en la asignatura de religión para el curso 2012-13. Nuestro obispo D. Joaquín explica en su carta los motivos para ejercer el derecho de recibir educación católica en las aulas. Recomendamos su lectura.

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